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Rafael Suárez-Muñiz
Gijón
Viernes, 5 de abril 2024
Un intersticio fronterizo, eso ha sido hasta hace 30 años la avenida de Juan Carlos I, de José Manuel Palacio desde julio de 2021. Puede sonar contradictorio, sí, pero es que este vial era el espacio que mediaba entre dos barrios: El Natahoyo al norte y La Braña al sur, a cuyo tercio septentrional se le denominó barrio de Moreda por la enorme siderurgia que allí hubo durante más de un siglo. Pero ¿por qué cabría considerar también a esta avenida como una frontera? Porque su apertura tuvo lugar en 1990, ya que por ella pasaban las vías del ferrocarril del Norte, y eso era un auténtico obstáculo.
Muchos aspectos de interés nos aguardan en esta calle y la mayor parte de ellos tienen que ver con su pasado industrial y ferroviario.
El inicio de esta avenida parte del actual viaducto que la une a Carlos Marx. Todavía a comienzos de la década de 1980 era una aventura llegar a centros educativos como 'el Gedo' o el Emilio Alarcos, puesto que el puente actual no existía, aunque luego se hizo una pasarela. El pubescente alumnado tenía que cruzar diariamente, en primer lugar, una auténtica autopista, en segundo lugar tenían que cruzar las vías del tren —en funcionamiento— y atravesar un pequeño túnel o pasadizo por donde se había canalizado el río Cutis. Pasadizo, por otra parte, que sigue existiendo y es empleado por el Ayuntamiento y la Policía.
El ramal occidental del Cutis al que se sumaba el arroyo Pilón, ante elevadas precipitaciones, rebasaba su nivel freático y el agua les llegaba por los tobillos a los jóvenes en medio de un cruce que era un barrizal. Luego atravesaban la abandonada fábrica de Moreda, salían por donde estaban los antiguos vestuarios y llegaban a su destino. También en esta posición, donde la plaza del Padre Máximo González hubo un puente desde el siglo XVII para salvar estos cursos fluviales, era el pontón de El Natahoyo y que se reformó dos veces en el siglo XIX.
En medio kilómetro hubo tres factorías importantísimas a las que en 1940 se sumó la fábrica de Avello, que ocupaba una parcela triangular entre la calle Lealtad y la esquina de la parrilla Muñó. Esas tres industrias fueron el germen de las dos primeras generaciones de parquizaciones postindustriales, es decir, el resultado de la reconversión industrial y la desindustrialización urbana que dio lugar a la regeneración de estos ámbitos tan degradados y contaminados para convertirlos en oxigenadores parques.
El primer impulso industrial de la calle llegó con la fábrica de loza La Asturiana en 1876, fundada por Mariano Suárez Pola y José del Rosal, la cual llegó a ser una de las principales firmas del país en materia de vajillas, compitiendo incluso con La Cartuja y Sargadelos. Tras su conversión en parque, en 1992, al menos se conservó el llamado «palacio», una casa que hoy es sede vecinal. Allí estuvo operativa hasta 1988. Una fecha para no olvidar: cuando apareció un cadáver mutilado en las inmediaciones de La Asturiana el 16 de agosto de 1949.
La gran planta siderúrgica de Moreda fue fundada por el ingeniero francés Isidoro Clausel de Cousserges en 1879, su emplazamiento tuvo inicialmente 80.000 m2 y se ubicó en una posición geoestratégicamente inmejorable: entre las carreteras de Candás y de Avilés y entre las vías de los ferrocarriles del Norte y de Langreo cuyos ramales penetraban directamente en la fábrica y luego se dirigían hasta el muelle también. La factoría creció hacia el sur y absorbió la refinería de petróleo fundada, también ahí, en 1890, lo que después fueron los depósitos de Campsa que se bombardearon en la Guerra Civil. Dentro del recinto, que hoy es un barrio residencial, había un campo donde vertían la escoria de la fundición, de ahí que hubiera un campo donde se jugaba al fútbol, que no un campo de futbol, llamado La Lija. Solo esta fábrica daba empleo, en 1899, a 750 trabajadores.
La fábrica de Moreda cerró en 1980 y el Ayuntamiento no conservó ni el más mínimo vestigio industrial. Eso sí, en su lugar se inauguró un parque en febrero de 1995 y dio lugar a un barrio con vistas a un arroyo y a la nueva comisaría de la Policía Nacional. Otro dato curioso: ¿sabían que antes de edificar esta promoción residencial ya se había hecho el pabellón polideportivo en medio de la nada y poco después el instituto? Llamativo. No menos interesante es que para que el parque fuera una realidad hubo que hacer una promoción inmobiliaria de envergadura y actualmente acoge a unos 3.000 residentes.
La tercera fábrica y la primera en convertirse en parque, en 1977, fue la de Industrial Alonso, un recinto que compartía los terrenos de la actual guardería, que era el chalet familiar unido a las cocheras, con los del parque de La Atalía. Al oeste (hoy son bloques de viviendas) estaban las naves de esta empresa metalúrgica (abierta en 1944) y abajo las cuadras y la pocilga. En medio del parque había un hórreo. Todo el espacio arbolado del recinto era empleado como coto de caza particular.
Aquí también toca sacar pecho. ¿Sabían que Gijón fue líder en la producción nacional de motocicletas? Lo fue gracias a la fábrica de Avello. Entre la parrilla Muñó y la calle Lealtad se instaló la fábrica de Alfredo Avello en 1940, que desde 1987 fue dirigida por Suzuki. Allí se fabricaron dos modelos de motos que llegaron a todos los puntos del país: las MV Augusta y MV Avello, primero, y las Puch después.
Por último, dos cosas para acabar. Entre las tres industrias desaparecidas, que empleaban a más de 1.000 trabajadores y ocupaban cerca de 300.000 m2, se ganaron casi 140.000 m2 de zonas verdes y el resto para viales y usos residenciales gracias al urbanismo democrático nacido al calor del PGOU de Rañada en 1986. Esta vía fue la única que «creó» la anterior corporación socialista, consistió solamente en cambiarle el nombre por el del alcalde José Manuel Palacio, buen merecedor.
PD: en la plaza de La Habana no hay palmeras canarias, son butias y también se las está comiendo el picudo rojo. ¡Nos vemos en la siguiente calle!
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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