MARIO ÁLVAREZ
Sábado, 5 de diciembre 2020, 13:27
«Nuestras familias lloraban desconsoladamente. Nos encerramos porque sentimos una angustia brutal, no soportamos más«. La situación crítica que atraviesan los hosteleros y negocios vinculados de la región ha conducido a cinco miembros de Asturias Suma al encierro que arrancó esta noche en la iglesia de San Pedro. De momento, resisten en unas condiciones aceptables para tratar de ejercer presión sobre el gobierno regional.
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«Alcanzar un entendimiento requiere sentarse a negociar» comenta José Amador Medina que lamenta la falta de diálogo por parte del ejecutivo regional. «Ni un solo contacto tras cinco semanas cerrados» sentencia contrariado.
Demasiado pronto para que flaqueen las fuerzas, han conseguido descansar durante la primera noche y agradecen enormemente que la ciudadanía les apoye con alimentos y otro tipo de suministros porque se sienten concienciados sobre la dureza que puede suponer el encierro pero que nada tiene que ver «con no poder alimentar a tus hijos». Así pues, la situación dramática que atraviesan les ha impulsado a una medida que califican de desesperada pero propia de quien no tiene alternativa. La dicotomía de a quién pagar cada mes les afecta emocionalmente hasta el punto de haber olvidado la sonrisa de su rostro. «Entre tus hijos, tus empleados o al Estado, a quién elegirías» se preguntan con dificultad para contener las lágrimas algunos de los allí presentes mientras consumen bebida azucarada para soportar físicamente. La respuesta la tienen clara, «a mi familia y a mis trabajadores» comentó Borja Gil como crítica a las ayudas del gobierno que, «en caso de no cumplir con los pagos mensuales, retira las subvenciones». De hecho, los trabajadores de los diferentes gremios afectados por las restricciones sanitarias adscritos a Asturias Suma prefieren que se les libere de sus costes fijos a recibir ayudas con trámites infinitos que tardan meses en cobrarse, según coincidieron en señalar varios de ellos.
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«Comprendemos que la salud sea prioritaria, pero ¿Y el daño psicológico que sufrimos al recibir facturas que nos exprimen?» cuestionó Daniel Rujas, más rezagado hasta entonces. Pese a la ansiedad que sienten en estos momentos, no solicitan abrir la hostelería de manera inmediata si los expertos estiman que no se dan las condiciones sanitarias precisas. Su petición se reduce a cancelar los pagos mientras no se les permita trabajar. Incluso una reapertura con fuertes restricciones no sirve: «Aunque nos dejen abrir, seguiremos encerrados. No queremos trabajar por trabajar, queremos darle de comer a nuestros pequeños» exclamó Jorge Blanco, otro de los encerrados.
Aun así, Asturias Suma cuestiona el argumentario del gobierno tras los datos arrojados correspondientes con las dos últimas semanas: «Son los peores de todo el país y estos contagios no se produjeron en los bares» aseveraron al mismo tiempo que le pidieron a Adrián Barbón que se fije en Madrid por haber alcanzado «un equilibrio entre economía y salud que les permite respirar».
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