

Secciones
Servicios
Destacamos
El concejo volverá a aprobar el examen que cada año hace la Unión Europea sobre la contaminación del aire. Los registros que el Principado ... llevaba verificados hasta este martes señalan que en 2020, por séptimo ejercicio consecutivo, las concentraciones de partículas de diámetro inferior a las diez micras (PM10) quedarán por debajo de lo que la normativa exige. Solo una catástrofe ecológica en la última semana podría ya alterar un resultado que depende de la polución, pero también de cómo y dónde se está midiendo. Por eso el aprobado no oculta que hay datos que invitan a la preocupación.
Seis son las estaciones que cumplen con los parámetros para ser tenidos en cuenta por la UE. Hasta el 22 de diciembre hay tres bases con promedios de PM10 superiores a los de 2019 (Santa Bárbara, Constitución, Castilla) mientras las otras tres mantienen concentraciones idénticos.
El balance es provisional, faltan días para cerrar el año y auditar si las bases midieron con precisión o cabe efectuar algún tipo de corrección a los datos. Con todo, las estadísticas oficiales del Principado apuntan a que el confinamiento y la drástica reducción de movilidad de los ciudadanos no han contenido las micropartículas de tipo PM10. Esta polución se revela así con toda nitidez con un origen industrial predominante.
Además del paso atrás que sugieren los registros en este contaminante, conviene hacer dos apuntes. De un lado la legislación permite exceder los 50 microgramos por metro cúbico respirado en un máximo de 35 días al año, umbral que ya es seguro que todas las estaciones respetarán, pues la que acumula más superaciones es Argentina, con 18 jornadas. Sin embargo las autoridades nacionales y comunitarias llevan tiempo valorando endurecer estos límites y aproximarlos a los que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), algo que alteraría el balance gijonés en ejercicios como éste: cinco de las seis estaciones del Principado superan el promedio anual de 20 microgramos por metro cúbico que marca el organismo.
Segundo aspecto a considerar: el vicepresidente del Principado Juan Cofiño ha prometido que la primera licitación que hará su departamento con el nuevo presupuesto será una estación fija de medición en «la zona del Lauredal». Hasta ahora los datos del parque se toman desde una furgoneta, lo que impide que sean tenidos en cuenta en los informes finales que se remiten al ministerio y a la UE. Este verano, tras una inversión de 200.000 euros, está previsto que empiece a operar la nueva estación fija, algo que tanto el Principado como en Ayuntamiento asumen que «lo va a cambiar todo».
Un riesgo evidente
La ausencia de esa base ha mantenido oculto de cara a Bruselas el que es el principal problema de PM10 del concejo y un riesgo evidente de que la Comisión Europea tenga que intervenir. Como se ha dicho, el promedio máximo diario es 50 microgramos por metro cúbico, aunque se permite excederlo hasta en 35 jornadas. Este año la estación móvil acumula 84 días por encima. Hay además un promedio máximo anual, fijado en 40 microgramos por metro cúbico, que también sobrepasa, pues hasta ayer su media era de 42.
Aunque se espera que la estación fija dé registros ligeramente inferiores, el riesgo de suspender el examen de la UE el próximo año es evidente y ha espoleado a las administraciones a elaborar un borrador de plan contra la polución de la zona oeste. El Principado cuenta con aprobarlo entre enero y febrero.
A la espera del vuelco que dará el año que viene el examen a las PM10, el confinamiento sí ha limpiado el aire gijonés de dióxido de nitrógeno (NO2), un contaminante más ligado al tráfico. Los promedios de las estaciones del Principado son de media un 24,6% inferiores a los de 2019, con cuatro de ellas marcando su mínimo histórico y descensos que llegan al 31% en el centro.
En abril, tras las primeras semanas de confinamiento, la mejora del aire era más acusada, tanto en NO2 como en PM10, algo que Ayuntamiento y Principado aprovecharon para divulgar los datos. Desde la Consejería de Medio Ambiente se instaba a ver la mejoría y «pensar sobre ello». «Podemos hacer muchas cosas con menos desplazamientos y eso supone un aire más limpio», aseveraba entonces la viceconsejera Nieves Roqueñí.
El Musel levantará un nuevo cierre con vallas de tres metros de altura, sensores y medidas antitrepaje. La medida se ha diseñado tanto para evitar la entrada de polizones al perímetro como para mitigar la dispersión de las partículas hacia El Muselín y Portuarios. La actuación salió a concurso por 1,7 millones y la mesa de contratación de la Autoridad Portuaria, reunida el jueves de la semana pasada, propuso encargársela a la unión temporal de empresas (UTE) de Elecnor y su filial Elecnor Seguridad. Ambas habían ofrecido sus servicios pidiendo 1,3 millones, un 13,7% menos que el otro aspirante. Dada la diferencia se le solicitaron aclaraciones sobre cómo ejecutaría en siete meses esta obra. El contratista delegará parte de la tarea en empresas locales y cuenta con presupuestos cerrados de sus proveedores.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.