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SUSANA D. TEJEDOR
Lunes, 24 de mayo 2021, 00:54
Cuando Macario Romero Pérez dejó su Aranda de Duero natal para trasladarse a Madrid poco podía imaginarse que Gijón sería su ciudad para siempre y la de toda su familia. Tiempo después, con 81 años, jubilado y rodeado de sus hijos, asegura que se siente «muy orgulloso» de todo lo que ha conseguido, a pesar de que el camino no fue fácil y de que en sus planes de futuro no entraba que su prole siguiera sus pasos.
Lo dice ante la hamburguesería La Escalerona, y una vez que ha visto cómo su anterior proyecto profesional, Los Vikingos, todo un emblema en la ciudad, ha tenido que echar el cierre. «No hemos podido soportar la presión de la pandemia».
Casi medio siglo ha transcurrido desde que una iniciativa exportada de la capital aterrizó en Gijón. «Fue el 18 de mayo de 1972 cuando abrí Los Vikingos, un local de unos 18 metros cuadrados en el Muro, en el que se vendían perritos calientes y hamburguesas», recuerda Macario Romero, padre.
Él trabajaba en un local de Madrid, en Callao, Los Bravos, en el que se servían estos menús. Dos gijoneses vinculados a la construcción acudían con frecuencia y le propusieron trasladar la idea a Gijón. «Ni mi mujer ni yo conocíamos esta ciudad, ya teníamos dos hijos, un pisito en Madrid y un coche 850». Pero se lanzaron. Entonces nació Los Vikingos, que convivió un tiempo con un negocio similar en la avenida de la Constitución. «Abrimos el mismo año, seis meses después y en 1986 lo cerramos definitivamente», pero ese mismo año, el actual negocio, La Escalerona, llegó para quedarse y espera que se mantenga hasta que llegue la jubilación de los hijos y yerno, que son quienes regentan el negocio. Porque ese orgullo al que se refiere continuamente Macario no es solo el éxito profesional.
Todos sus hijos se han vinculado a la hamburguesería. Eduardo, Macario, Ángeles y su marido, Andrés; también lo estuvo en su momento la otra hermana, Carmen, pero hace un tiempo que encauzó su vida profesional por otro camino. Y por supuesto, la matriarca, Ángeles, ya fallecida. Imposible calcular el número de hamburguesas y perritos calientes que se han despachado en todos estos años, como imposible saber cuántas personas lo conocen. Lo cierto es que quien pasa, repite. ¿El éxito? «La calidad de los productos y unos buenos precios». E indudablemente, la simpatía, porque todos cuantos se han puesto ante la barra han tenido claro que una sonrisa es el mejor ingrediente en cualquier menú.
Lo que nació como una pequeña apuesta ha permitido que todos sus hijos «estén situados». Varias generaciones conocieron este local. «Por aquí vinieron personas de todas las edades y muchas que ya acudieron con sus nietos». Continuó el mismo menú de siempre, perritos y hamburguesas, aunque se fueron introduciendo nuevos ingredientes como bacon, queso, lomo. Las salsas, las de toda la vida: tomate natural, mostaza, tabasco y ketchup.
Muchos ciudadanos y muchos personajes públicos. «Nos avisaron que Manu Carrasco nos dedicó una canción. Había estado aquí y quedó encantado».
La plantilla del Sporting es otro de sus clientes, políticos, cantantes y actores que han venido a actuar a nuestro teatro. «Muchas veces conoces a la gente por lo que come».
¿Anécdotas? Innumerables. «Tuvimos una boda china. Se nos presentaron unos 20 y se metieron a comer. Los novios iban vestidos con los trajes nupciales».
No fue la única boda. En otra ocasión una pareja decidió celebrar su enlace solos pero en el local. Charangas, tunas y hasta un caballo se pasó a conocer las bondades del lugar. No pudieron atender a un hombre con escasa visión se puso a pedir un cubata ante el espejo del local. Sobre todo, porque nunca se ha servido alcohol, salvo cerveza.
Confiesan que el cierre de Los Vikingos les produce «mucha nostalgia y tristeza», pero afrontan una nueva etapa con La Escalerona, idéntico al anterior, con los mismos menús, el mismo personal, los mismos aromas, la misma acera (apenas a unos metros uno del otro) pero más espacioso.
Eso sí, han solicitado una terraza al Ayuntamiento. «Ojalá podamos en el verano disfrutar de ella. Por aquí pasa mucha gente y el exterior es una buena opción para nosotros, dadas las circunstancias actuales».
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
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