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a ciudad amanecía consternada el 31 de octubre por la muerte violenta de Olivia, la niña de seis años supuestamente asesinada por su madre en un piso de la avenida de Gaspar García Laviana. Noemí Martínez Largo le habría administrado un cóctel letal de analgésicos ... y tranquilizantes para acabar con su vida y evitar así tener que entregársela a su ex marido, quien acababa de conseguir la custodia de la pequeña. La mujer, de 48 años, le envío un mensaje a su hermano en el que le decía: «Antes de dársela a él, la mato».
Fue esa amenaza y el hecho de no poder volver a comunicarse con ella, lo que hizo que el hermano, residente en Segovia, avisase a la Policía en Gijón. Los agentes acudieron el domingo por la noche al domicilio, pero fue en vano. Nadie contestaba a sus llamadas. Optaron entonces por comunicarse con el propietario del piso en el que madre e hija vivían de alquiler. Cuando lograron entrar, encontraron en una cama el cadáver de la pequeña y a su madre al lado, tendida junto a ella. Había tomado tranquilizantes, pero en una cantidad mucho menor a la que administró a su hija.
En la vivienda de la avenida de Gaspar García Laviana los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) hallaron diversos envases de medicamentos, unos vacíos y otros aún con pastillas. En la basura había al menos tres tabletas de Orfidal y en el dormitorio localizaron otros más. Todas esas pruebas fueron recogidas por la Brigada de Policía Científica e incorporadas al atestado que le fue entregado a la jueza.
Noemí Martínez Largo fue llevada al Hospital de Jove y dada de alta pocas horas después. No declaró ni en la Comisaría ni tampoco ante la jueza Carolina Montero, encargada de la instrucción del procedimiento. Permanece en el centro penitenciario de Asturias acusada de un delito de asesinato.
El padre de Olivia, Eugenio, había solicitado hacía un año su guardia y custodia, un extremo al que se oponía radicalmente la madre, quien había llegado a abandonar Segovia para instalarse en Gijón -donde no tenía vinculación alguna- para poner tierra de por medio. Fue precisamente el cambio de provincia lo que valoró la jueza para retirarle la custodia y entregársela al padre. Primaba el arraigo de la menor y debía de regresar con su padre a Segovia.
La mujer había denunciado a su ex hasta en una veintena de ocasiones por delitos de malos tratos físicos, psíquicos, malos tratos a la niña, abusos a la niña, incumplimientos de las medidas de custodia... Eugenio García fue condenado a nueve meses de cárcel por un episodio de malos tratos ocurrido en el momento en el que él le presentó los papeles de divorcio. Del resto denuncias que interpuso su ex mujer salió absuelto o fueron archivadas.
La pequeña Olivia fue despedida dos días después de su fallecimiento en el pueblo segoviano de Torrecaballeros, la localidad de la familia paterna. La consternación en Asturias y Segovia por el asesinato de la niña quedó patente en las numerosas muestras de cariño y los homenajes que se fueron sucediendo en el colegio Corazón de María de Gijón en el que estudiaba, en el centro de los claretianos de Segovia y en su pueblo.
Prisión permanente
A la acusación particular, ejercida por el progenitor (a través de sus dos abogados Daniel Labrador e Ignacio Blanco, diputado de Vox en Asturias), se sumará la acusación popular. La Asociación Custodia Compartida ha decidido personarse en el procedimiento judicial y solicitar la máxima condena recogida en el Código Penal, al igual que hará la acusación particular: prisión permanente revisable. El infanticio fue el suceso que marcó la crónica negra en Gijón en el año 2022.
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