Conciertos para 2.000 personas en el nuevo Botánico

Según los planes en los que trabaja el Consistorio, están llamados a convertirse en epicentro de la actividad científica y social de esta instalación, pero también en un gran escenario para eventos que permita crear dentro del Botánico «un polo cultural de primer nivel y probablemente único en el norte de España». Así lo asegura el concejal de Urbanismo y principal responsable del jardín, Jesús Martínez Salvador, quien destaca la posibilidad de contar ahí con «una programación estable vinculada al periodo estival», con presencia de artistas nacionales e internacionales.

Se trataría, en definitiva, de celebrar conciertos y espectáculos en un lugar en el que tendrían cabida eventos con hasta 2.000 espectadores y al que, además, se podría acceder directamente desde fuera de este equipamiento natural, a través de la carretera de La Isla. «En su día, el Jardín Botánico fue un referente a la hora de organizar conciertos, donde además muchos grupos musicales asturianos tenían cada verano una parada obligada. La intención es que con la adquisición de esta finca podamos organizar, sin necesidad de entrar estrictamente en las zonas visitables, conciertos con un mayor aforo y con una mayor facilidad técnica», indica Martínez Salvador. El edil remarca que ciclos musicales como los de La Terraza del Botánico, celebrados en su momento en Gijón, fueron replicados después a gran escala por el Real Jardín Botánico de Madrid, con sus Noches del Botánico y un formato parecido también está teniendo éxito en los jardines del Palacio de Pedralbes de Barcelona.

En concreto, el espacio que se dedicaría a esta finalidad, y que junto a la casa también podría albergar reuniones y eventos de diversa índole, sería una parte de la finca que solo alberga césped, sin elementos vegetales de mayor valor, y que habitualmente era utilizada como zona de aparcamiento para los asistentes a las bodas y eventos que se habían venido celebrando durante años en la casa, hasta el cese de esta actividad a partir de la pandemia de la covid.

Pero la incorporación de los terrenos aún de propiedad privada de La Isla -40.000 metros cuadrados de la finca original ya forman parte del Jardín Botánico tras su compra hace un cuarto de siglo por 1,4 millones de euros- no solo permitiría reforzar la parte lúdica de esta instalación municipal. Desde el punto de vista del disfrute de la colección botánica se podría contar con un recorrido circular que ahora es imposible, pues hay un tramo donde la ida y la vuelta tienen que hacerse por un único camino pegado al arroyo Peñafrancia. Y a ello se sumaría el poder caminar entre los jardines colindantes con la casona, que albergan algunas fuentes y estatuas.

La compra no se limitará a los 17.308 metros cuadrados de terreno de la finca, sino que incluirá la edificación centenaria que la preside. Son 1.739 metros cuadrados construidos que permiten replantearse algunos planes que estaban sobre la mesa, como el del anterior equipo de gobierno para convertir en laboratorio la casa-museo de la Quintana de Rionda -que finalmente seguirán ahí conservará su exposición permanente- o la idea de construir una cafetería cerca de la entrada principal.

Ahora la intención es que sea la casona de La Isla donde se ubiquen los servicios de restauración -cafetería o restaurante, que podría visitarse sin necesidad de entrar al Botánico- y el laboratorio, además del herbario y el banco de germoplasma. También tendrían cabida dentro de estas dependencias asociaciones que tengan vinculación con el jardín, como la de Amigos del Botánico, el colectivo ornitológico Carbayera del Tragamón, la Asociación en Defensa de las Abejas del Principado (Adapas) y la Asociación Asturiana de Micología.