El tramo de acera que queda libre, muy reducido.

Comerciantes y vecinos de Río Eo, en pie de guerra por las molestias de las obras

Los propietarios de los negocios aseguran que «la campaña de Navidad ha sido desastrosa» y han mermado notablemente sus ventas y beneficios

MARÍA AGRA

GIJÓN.

Jueves, 12 de enero 2023, 02:48

«La campaña de Navidad ha sido desastrosa y en la de rebajas todavía no me he estrenado», relata Hortensia Ochoa, propietaria de la tienda de ropa Rayka Modas en el número 32 de la calle Río Eo. Los comerciantes y vecinos de Pumarín ya ... no pueden más. Socavones, varillas de los encofrados sin protección y zonas peligrosas sin señalizar son algunos de los obstáculos a los que tienen que hacer frente en su día a día desde julio. Lo peor, sin embargo, es que las consecuencias de las obras de remodelación de la vía se han traducido en una notable pérdida de beneficios en los meses de mayor venta. «Igual este año he vendido un 20% menos de lo que vendo otras veces», indica Ochoa, cuya tienda hace esquina y se ve obligada a rodear el cruce de su calle con la calle Badajoz para poder ver su segundo escaparate.

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Uno de los más afectados es Alexander Pereda, propietario del bar El Pequeñín en el número 42. Desde hace tres meses, está pagando la licencia de una terraza que no puede poner porque la calle está patas arriba. «Habré perdido aproximadamente un 70% de la clientela», asegura. Para él, todo se debe a una mala organización del Ayuntamiento a la hora de efectuar la reforma y critica que en todo este tiempo «no ha venido nadie a ver cómo avanzan las obras».

«Cada vez peor»

El tramo de acera transitable es prácticamente inexistente. «Por aquí no pasa una silla de ruedas ni un carrito de bebé», lamentan los vecinos, que ya han sido testigos de varias caídas. «El lunes se cayó una señora en el paso de peatones que estaba recién operada de dos prótesis de rodilla», señala Ochoa. También María Isabel Alonso, una de las muchas personas mayores que viven en el barrio, pasa su día a día «muy limitada». Apoyada en su muleta por una lesión de rodilla, cuenta que salir de casa es «cada vez peor» porque se ve obligada a dar la vuelta por la calle de enfrente y tiene «muchísimo miedo no, lo siguiente» de caerse. Además, riesgo añadido: es diabética.

Los vecinos exigen que «apuren un poco la cosa o se busque una solución para los comercios ante unas obras que, sin fecha final, se prolongarán al menos hasta marzo. «Si lo hubieran hecho por tramos habríamos salido menos perjudicados», valora Ochoa.

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