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La planta baja del colegio público Rey Pelayo «no se puede usar». Así se desprende del informe preliminar, realizado por la empresa Cadesa, y remitido esta mañana al Ayuntamiento de Gijón. La alcaldesa, Ana González, anticipó a primera hora que el estudio advierte que hay que tener «cuidado con la planta baja» y que «cuanto menos se entre, mejor». Como recordó la regidora, aún está pendiente el informe completo, «pero está claro que habrá que hacer una intervención importante». «Esperaremos por si fuera necesario ampliar o redimensionar la actuación, pero la primera conclusión es esa: cuidado con la planta baja».
Como ya anticipó EL COMERCIO, es probable que el centro no pueda abrir en lo que queda de curso, si bien tienen claro desde el Ayuntamiento, responsable de las instalaciones, que «nuestro objetivo es que el curso que viene este colegio esté ya funcionando», lo que obligaría a realizar las obras para asegurar la planta baja durante este curso. El centro, que data de 1968, está pendiente de fondos europeos para su remodelación integral, si bien la financiación del proyecto, cuyo coste rondaría los tres millones de euros, aún no ha sido concedida. «Seguramente tengamos que cambiar algunas cosas del proyecto para ajustarlas a la realidad», señaló Ana González.
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Paralelamente, los 202 niños del colegio retomaban las clases tras el derrumbe ocurrido el pasado jueves. Los 83 alumnos de Infantil y primer ciclo de Primaria lo hicieron en La Escuelona, mientras que los 117 estudiantes de los cursos entre tercero y sexto acudieron a El Llano. La consejera de Educación, Lydia Espina, visitó ambos centros acompañada de la concejala de Educación del Ayuntamiento, Natalia González, y las directoras de los tres colegios implicados. Espina aclaró que esta misma mañana se remitió a los centros una resolución «para que todo esté armado legalmente». «Para nosotros era muy importante la seguridad y asegurar la escolarización. Hemos ido siempre de la mano del Ayuntamiento y creo que se ha hecho en un tiempo muy rápido», señaló.
La edil Natalia González recalcó, por su parte, que «ha sido un trabajo coordinado» que permite «garantizar los servicios que dependen del Ayuntamiento». Así, «el colegio Rey Pelayo mantendrá en los dos centros, de forma independiente, tanto atención temprana, como comedor escolar y el 11x12». «Estamos intentando garantizar la escolarización, que tengan todo el apoyo a la conciliación familiar y que los niños no noten, en la medida de lo posible, la reubicación». Los pequeños parecían a gusto en sus nuevos centros, con sus profesores de siempre, si bien aún estaban ubicándose. «¿Cómo está yendo el cambio?», preguntó la consejera a los alumnos de sexto de Primaria en El Llano. «Un poco difícil, porque son muchos años en el otro cole», le respondió uno de ellos.
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