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La Cocina Económica lleva meses advirtiendo de que no da abasto para atender la enorme demanda de ayuda alimentaria generada desde el inicio de la pandemia. En estos momentos, la entidad lleva entregados des de marzo unos 210.000 servicios, es decir, un 25% ... más que los 168.000 con los que cerró 2019. Para la Asociación Gijonesa de Caridad, responsable de este recurso, la cuestión no es solo dar alimento sino en qué condiciones este se recibe y se puede consumir después.
En este sentido, sus responsables ponen el foco en la situación de las personas sin hogar, una de sus mayores preocupaciones. Por ellas urgen abrir el comedor social, «aunque sea a la mitad» de su capacidad. «Es algo que venimos planteando desde hace tiempo al Ayuntamiento, pero es el Principado quien tiene que autorizarlo cuando considere que es conveniente», comenta Luis Torres, presidente de la Asociación Gijonesa de Caridad. «Por el momento, estamos pendientes de que vengan a inspeccionar las instalaciones y valoren si la transformación que se ha hecho en el comedor es o no válida para poder volver abrirlo», señala.
Antes, el comedor de la entidad no solo garantizaba a las personas sin hogar la alimentación diaria, sino algo tan elemental como poder comer un plato caliente y hacerlo a refugio de la intemperie. Sin embargo, desde el cierre de la instalción, por las restricciones impuestas por la covid, a las personas en situación de calle les resulta imposible comer caliente, algo a lo que «tienen derecho como cualquier otra persona», recuerda Torres. «Nosotros ahora solo les podemos dar un envase y se llevan a la vez comida y cena»
En este sentido, y ante la posibilidad de que el comedor social pudiese volver a abrir, desde la Cocina Económica insisten en la necesidad de priorizar el servicio para aquellas personas que están en situación de calle y «no tienen otra opción que comer lo que les damos en un banco, y no debería ser así, no tendrían porqué», recuerda.
Torres asegura que desde sus organización «se entiende lo que es la que es la pandemia, hemos hecho todo lo posible para no tener problemas, pero estamos intentando conseguir que estas personas sean consideradas como tales», insiste. Esto hay que «trabjarlo desde la raiz y tomarse el problema en serio para ayudar a esta gente en la circunstancia que están cada uno en lo que pueda, pero dejándose de la tontería de que hay que mandarles cuatro peladillas y un turrón», reclama.
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