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Javier Álvarez es el cirujano jefe de la plaza de toros de Gijón desde 2006, cuando cogió el testigo de Inocencio Fernández, que estuvo en ... el cargo 34 años. Álvarez, que se jubiló en 2023 en la sanidad pública como jefe de Cirugía Vascular del Hospital de Cabueñes, pero que mantiene su actividad en la medicina privada, participa hoy en la jornada sobre la sanidad taurina, organizada por la peña El León de Judá en el centro municipal de El Llano.
-Su charla se titula 'Experiencias de un cirujano taurino'. ¿Qué puede decir de El Bibio? ¿Es una plaza tranquila?
-Es como los accidentes de coche, uno va tranquilo por las carreteras, pero en cualquier momento puede surgir un percance.
-Uno de sus colegas, Roberto Veiga, dice que la cirugía en una plaza de toros es como una cirugía de guerra. ¿Es tan así?
-Las heridas por asta de toro se consideran de pacientes politraumatizados y aplicamos los mismos protocolos que para una urgencia hospitalaria a un paciente después de un accidente.
-¿Qué es lo que nunca debe faltar en un coso?
-Lo fundamental es tener un buen equipo médico coordinado para dar respuesta inmediata. A mí me gustaría contar con los historiales médicos y grupo sanguíneo de los profesionales que intervienen en una corrida, desde el torero a los banderilleros. Ante un percance grave es muy importante saber si tiene alergias a productos médicos o su grupo sanguíneo para realizar transfusiones ante una hemorragia masiva. Nosotros, en Gijón, tenemos hematóloga con bolsas de sangre a disposición en la enfermería con grupo universal. Es la única plaza de toros con hematóloga.
-¿Podría volver a ocurrir lo de Paquirri? Digo, en cuanto a posibles 'errores' que se cometieron en la plaza de toros durante su atención.
-Desde la muerte de Paquirri, se cambió la legislación y se pusieron unos mínimos de profesionales médicos para poder celebrar corridas de toros. Paquirri murió por una hemorragia causada por las lesiones en vasos ilíacos. Dentro de las posibles lesiones causadas por la cornada, las más graves son las hemorragias producidas por las roturas de las arterias y venas, casos en los que se debe actuar de forma inmediata controlando el sangrado para evitar la muerte del paciente. De ahí la necesidad de contar con cirujanos vasculares, que no suelen estar presentes en muchas plazas de toros. Desde que estoy como cirujano jefe de El Bibio me llamó la atención la poca preocupación que muestra el torero sobre su seguridad ante una posible cogida.
-¿A qué se refiere?
-Los toreros nunca se acercan a la enfermería, bien él o su representante, para ver con qué medios se cuenta. Solo en una ocasión, cuando José Tomás vino a torear a Gijón, previamente estuvo conmigo su médico y me pidió el nombre, especialidades y experiencia de los componentes del equipo, exigiendo que hubiese un cirujano vascular y nos facilitó el grupo sanguíneo. Eso me pareció lo correcto, lo que deberían hacer los apoderados ya que el torero se está jugando la vida.
-¿Es condición sinequanon ser amante de los toros para ser cirujano en una plaza de toros?
-No es necesario, lo primordial, según nuestro código deontológico, es atender lo mejor posible al paciente independientemente de la profesión.
-¿Pasó algún momento malo viendo los toros en Gijón?
-Sí, cuando cogieron al banderillero 'el Boni' en 2023. La cogida fue profunda en la parte alta del muslo y con posibilidades de afectación de las arterias y venas de la pierna.
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