Cinco hosteleros comienzan su encierro en la iglesia de San Pedro

«Estaremos aquí hasta que nos den una respuesta. Nos tienen que amparar económicamente, queremos que nos tengan en cuenta, porque hay gente que ya no tiene para comer», aseguraba Jorge Blanco antes de cruzar el umbral de la iglesia de San Pedro pasadas las seis de la tarde. Allí permanecerá durante tiempo indefinido junto a otros cuatro hosteleros de la paltaforma Asturias Suma, los gijoneses José Amador Medina y Borja Gil Méndez de la parrilla Nueva Ibérica, y Liliana Bermúdez Arias de Casa Carmen, y el sierense Daniel Rujas Cimadevilla.

A las cinco de la tarde, acompañados de unas 200 personas marcharon portando una pancarta desde la escalera 5 de San Lorenzo hasta el Campo Valdés. Entre los manifestantes, hosteleros de casi todos los barrios de Gijón, de El Bibio a La Calzada y de La Arena a Pumarín. «Esto es muy duro, estamos desesperados y no vemos salida», aseguraban. Durante la concentración se lanzaron proclamas como «Barbón dimisión» y «¿Dónde están las ayudas?», así como gritos contra los gobiernos autonómico y local.

Emotiva despedida

Antes de entrar en el templo se vivieron momentos de mucha emoción. Costaba despedirse, sobre todo los hijos, la mayoría muy pequeños, que no entendían muy bien que estaba pasando. «Es muy duro, pero es lo único que podemos hacer ahora mismo. No tenemos para comer porque no podemos trabajar, pero sin embargo tenemos que pagar igual, tenemos dos hijos pequeños y espero que al menos esto sirva para que no nos cobren los impuestos, que es lo mínimo», explicaba Guadalupe Pérez, esposa de Borja Gil.

A la entrada de San Pedro, su párroco Javier Cuesta recibió a los cinco protagonistas del encierro y los acompañó al interior de la iglesia. En concreto hasta el recibidor del despacho parroquial, el espacio donde pernoctarán y se mantendrán el tiempo que dure la protesta. «Tenéis calefacción, gel hidroalcohólico porque hay que seguir manteniendo las normas de seguridad, por supuesto, aseos y las llaves para que podáis salir hasta el atrio si lo necesitáis», les explicó. «Parece mentira que esto esté ocurriendo hoy en día, pero así es», comentaba el sacerdote. «Estamos atravesando en Asturias una etapa muy grave y preocupante y la Iglesia no cierra las puertas a nadie, sobre todo a los que sufren y necesitan ayuda», añadió.