EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Sábado, 29 de diciembre 2018
Cada día, a las cuatro de la tarde, se abre la puerta a un mundo mágico en el que los niños gijoneses pueden soñar con ser policías, bomberos, alfareros, artistas circenses, programadores informáticos... Se comprenden las colas que se forman frente al recinto ferial cuando ... se traspasa la entrada y se es testigo de que en Mercaplana esos sueños se convierten, todos a la vez y al menos por una tarde, en realidad. Y se entiende también por qué son mayoría los que repiten el «papá, mamá, ¿volvemos?» hasta que conocen cada esquina del recinto.
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1. El circuito de karts de la Policía Local lleva al menos una década en Mercaplana. Cada día pasan unos 150 niños.
Pero si tuvieran que quedarse solo con cinco opciones, ¿cuáles serían los favoritos de los niños? «Hay cuatro pabellones, pero el que más me gusta es el central», explica de memoria Jairo Carbajal. Tiene doce años y no falla a la cita navideña por excelencia desde los seis, por lo que controla cada estand, dónde está ubicado y cuáles son sus ventajas. «Sin duda, para mí lo mejor es el circuito, porque me encantan los coches y todo lo relacionado con conducir». Está ubicado en el pabellón central y es uno de esos clásicos que nunca fallan. Siete policías locales del departamento de Educación Vial se encargan de controlar que los pequeños aprendan que el 'stop' es acrónimo, al revés, de «para o tortazo seguro» o de que respetar el ceda al paso puede evitar más de un accidente. «Aquí siempre hay cola, yo creo que ven el andar en coche como algo de mayores y les llama mucho la atención», razona el inspector Luis Miguel Iglesias, al frente de la instalación. Los hay que «vienen aprendidos, pero los más pequeños no suelen tener mucha idea..., pero para eso estamos». En las cuatro horas y media que abre el recinto pasan por la pista «aproximadamente 150 niños de entre cinco y trece años».
2. El taller de cerámica tiene capacidad para 150 niños. Las plazas se agotan todos los días, a veces antes de las 17 horas.
Tras probar la pista junto a Jairo, su amigo se decanta por una de las doce camas elásticas que hay al fondo del mismo pabellón. Son otro imprescindible, porque casi todos los niños comparten el sentir de Pablo Fernández (12) cuando exclama: «¡Me encanta saltar muy alto!». Al inicio de una larga fila está Rubén Asenjo, quien lleva dos años como monitor. «Ahora tengo 19 y cuando venía a Mercaplana ya estaban aquí. Cada día vienen cientos de niños, pero por ahora el día de mayor afluencia fue este jueves y me imagino que tendremos mucha gente el 1 de enero». Las volteretas son el mejor reclamo de esta actividad.
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3. El estand del Ayuntamiento está dedicado al océano y a sus habitantes. Triunfan la realidad virtual y el 'toca toca'.
Otro tipo de vueltas, las del torno, convencen desde hace cinco años en el pabellón número 3. Allí se encuentra el taller de cerámica, que puesto que sus plazas son limitadas a 150 niños diarios -y el turno se coge con antelación- es uno de los primeros en llenarse. «Lo hicimos el año pasado y nos pareció muy 'guay' y divertido, por eso repetimos», dicen convencidas Carlota Moro (10) y Sofía González (9), que contagiaron al pequeño Marcos Pistono, de 6 años, sus ganas de tocar el barro: «Tengo muchas ganas de probarlo». Pero antes tienen que dibujar su obra en la mesa de diseño.
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4. 'Circomatik', en el pabellón de Asturias, es una de las actividades en la que disfrutan pequeños y mayores.
«Creo que el taller les gusta porque es diferente, pone en contacto a los niños con una materia prima muy básica y les da la opción de ser ellos mismos, desarrollar su creatividad y disfrutar sin restricciones», considera el encargado de ArtNomada, Raúl Rodríguez. Y cuando termina el día de diversión, «los niños se pueden llevar de recuerdo la figura que diseñaron y convirtieron en realidad».
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Es imperativo hacer el cambio de pabellón a bordo de uno de los dos trenes que recorren Mercaplana. La siguiente parada es el estand del Ayuntamiento de Gijón, convertido este año en todo un homenaje a la naturaleza que rodea los océanos.
5. En el pabellón central hay otro clásico, doce camas elásticas tan demandadas que siempre hay fila para subirse.
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Lo que más les gusta a los más de 4.000 niños que ya han pasado por allí, confirma Yolanda Fernández, «es hacer lo que habitualmente no pueden, que en este caso es tocar los peces». En el 'toca toca' pueden acariciar pepinos de mar, rayas -«tienen un tacto muy suave»-, tiburones pintarrojos o rodaballos, pero «siempre con delicadeza, aprendiendo a respetarlos». Aunque, según el pequeño Marcos Buján, «la cría de tiburón me intentó morder».
En otro pabellón, el de Asturias, se encuentra la prueba de que no solo los pequeños disfrutan en Mercaplana: el circuito de circo 'Cirkomotik', una yincana de juegos tradicionales en la que se juega a las canicas, a los bolos o al diábolo. «Los padres participan muchísimo y lo pasan genial», asegura la monitora Cristina Álvarez. No hay más que verlos.
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