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La procesión de la Soledad avanza por la calle Claudio Alvargonzález guiada por los rezos de Javier Gómez Cuesta. A la derecha, primer plano de la Virgen. FOTOS: JUAN CARLOS ROMÁN
Cimavilla toma el antibiótico tras once días de fiesta

Cimavilla toma el antibiótico tras once días de fiesta

'El Yoyu' protagoniza la tradicional ofrenda encaramándose al busto de Fleming y la procesión de la Soledad pone el solemne fin a los fastos

María Agra

Gijón

Lunes, 16 de septiembre 2024, 02:00

Más vale tarde que nunca. Con esa filosofía comenzaron ayer la mañana en Cimavilla. El barrio alto puso el broche a 11 días festivos en honor a la Virgen de los Remedios y la Soledad con la tradicional ofrenda floral a Fleming, descubridor de la penicilina, en el parque de Isabel la Católica. Y, como suele suceder todos los años, el desfile de Cimavilla hasta el busto del médico escocés no partió a la hora prevista. La ausencia de un coche de Policía para dirigir el desfile retrasó 50 minutos el inicio de la marcha, que acabó arrancando a la una de la tarde.

Una vez estuvo todo en orden, sardineres, cabezudos, introcharangueros y cuatro coches engalanados con cintas y globos pusieron rumbo al parque de Isabel la Católica para cumplir con el homenaje que le hacen a Fleming desde hace 69 años, cuando su viuda, Amalia Voureka, visitó Gijón para inaugurar el primer busto que le dedicaron por su importante descubrimiento. A ritmo de batucada, los más pequeños recorrieron el paseo del Muro junto a los adultos, portando vistosos ramos de flores de diferentes tamaños y anunciando a golpe de tambor que estaban a punto de engalanar el monumento un año más.

Sardinada y Pasito Show

Allí también como manda la tradición, Borja Fernández 'El Yoyu' trepó hasta el busto del descubridor de la penicilina y lo cubrió de flores. Completado el alarde, los hijos de los miembros de la comisión de festejos, vestidos unos de pescadores y otras de sardineres, inmortalizaron el momento ante la mirada orgullosa de los adultos. «Es un gesto muy bonito; el año que viene volveremos a estar aquí», comentaban los vecinos. Celebraron después la gran sardinada popular y se despidieron en el Cerro con Pasito Show antes de poner fin a los festejos en con el sello religioso.

Entrada la noche, la solemne procesión de la Soledad, guiada por los rezos de Javier Gómez Cuesta, escoltado por las rederas, recorrió las calles seguido por una nutrida presencia tanto de vecinos de Cimavilla como de otros barrios.

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