Cien días de alcaldesa todoterreno

Desde su investidura el pasado 15 de junio, la alcaldesa tiene una media de 35-40 actos de lunes a viernes, incluidas reuniones que no son públicas. Los fines de semana tampoco baja el pistón y suele atender entre tres y cuatro compromisos públicos. En ese sentido, está siendo fiel a lo anunciado por ella en su discurso de toma de posesión cuando prometió «estar constantemente a pie de calle para palpar el estado de ánimo de la ciudad» y garantizó también la máxima dedicación «para reinventar y ganar el futuro de Gijón».

La primer edil ha tenido siempre muy claro los actos a los que ha querido asistir, como a la manifestación del Orgullo Gay, pero también han sido muy meditadas sus ausencias. Como las que protagonizó en el acto de la bendición de las aguas en la fiesta patronal de San Pedro o en la misa del día de Begoña por su defensa de una Alcaldía laica.

Además del esfuerzo por darse a conocer, González también ha sido fiel a su feminismo militante con la creación de una dirección general de Igualdad y la participación en cuantas iniciativas organiza en la ciudad este movimiento. Sin ir más lejos, el pasado jueves se sumó a un recorrido urbano por Gijón con perspectiva de género de la mano de la activista Adriana Ciocoletto.

Muy crítica con la herencia recibida por el anterior gobierno de Foro, entre sus primeras medidas destaca el anuncio de la puesta en marcha de un plan inversor de puesta al día de los barrios que ya ha arrancado con actuaciones en avenidas como Manuel Llaneza, Pablo Iglesias y próximamente Constitución.

El entendimiento con IU ha sido inmediato y ello ha permitido cerrar un acuerdo programático de mandato y la entrada de Aurelio Martín en el equipo de gobierno como concejal de Medio Ambiente y Movilidad. La relación con Podemos en cambio aún es de tanteo y desconfianza mutua con importantes discrepancias en asuntos como la renta social. Pragmática y posibilista, no renuncia a alcanzar acuerdos con el ala de centroderecha (con la única excepción de Vox) si la formación morada plantea condiciones inasumibles.

Los reveses en los primeros cien días de gobierno, que también los ha habido, llegaron en julio a través del plan de vías y de la depuradora del este. En Madrid fue informada por los responsables del Ministerio de Fomento, del Gobierno de su propio partido que aprobó el convenio de financiación, de un retraso de nueve meses en la salida a información del estudio informativo de la estación intermodal. «Un jarro de agua fría» para ella, consciente de que los gijoneses hace tiempo que colmaron su paciencia con un proyecto que acumula 17 años de demoras e incumplimientos.

El sinsabor con la depuradora vino en forma de sentencia del Tribunal Supremo, con el fallo que revocó la autorización para activar el desarenado y desengrasado de la planta de El Pisón. «Acato la sentencia, pero estoy enfadada con el mundo», dijo entonces con su estilo vehemente.

Las primeras polémicas también llegaron con decisiones como la actualización de los sueldos de los concejales, la eliminación del Observatorio de la Playa o las disputas por los nuevas titulaciones universitarias. También la ha puesto recientemente en la picota la propuesta fiscal, actualmente en negociación con los grupos, que plantea subidas en casi todos los tributos, tasas y precios públicos, entre ellos los del agua, la basura, las instalaciones deportivas, la grúa y el aparcamiento en la vía pública. Un proyecto que también propone aplicar por primera vez en la ciudad el 'IBI para ricos' a 151 propiedades de uso empresarial.