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Colas de personas esperando ser llamadas el pasado miércoles por la mañana. ASOCIACIÓN VECINAL DEL POLÍGONO
El centro de salud de Perchera, con los pacientes en la calle

El centro de salud de Perchera, con los pacientes en la calle

La Asociación de Vecinos del Polígono ve «tercermundista» la situación y la achaca a la falta de personal y diseño obsoleto del inmueble

R. MUÑIZ

GIJÓN.

Lunes, 21 de septiembre 2020, 00:13

La imagen, dicen, se repite a diario, «sobre todo en la mañana». Decenas de personas se arman de paciencia ante el centro de salud de Perchera, guardan distancia y esperan a que se les permita entrar para ser atendidos. «Es tercermundista, te encuentras a gente mayor apoyada en el bastón de cualquier forma, a la intemperie, 15 o 20 minutos, como si fueran antiguos jornaleros», describe Manuel Cañete. Es el presidente de la Asociación de Vecinal del Polígono de Pumarín, uno de los barrios que atiende el ambulatorio junto a Nuevo Gijón, La Braña y Perchera.

En total son, según registros del pasado año, unas 17.051 personas cuyo cuidado tiene asignado uno de los centros de salud más viejos de la ciudad y ahí identifica Cañete los problemas. «Falta personal y el edificio es viejo; se entiende que durante el inicio de la pandemia estuviéramos así pero la administración, como los demás, tiene que reaccionar y ponerse las pilas, no puedes tener a la gente en la calle de cualquier manera ahora que cambie el tiempo», sostiene a la par que informa de un avance: desde esta semana el lugar recuperaría la atención pediátrica en nuevas salas provisionales.

Una reforma como solución

El inmueble tiene una planta con forma de 'H' y cuatro entradas. Tres serían salidas de emergencia y una da en primero lugar al mostrador pero «comparte el hueco con la zona de analíticas y curas, así que para evitar que estés dentro te tienes esperando fuera», detalla el también presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de la zona urbana (FAV). Todo ello para minimizar el riesgo de contagio por la covid-19 en el interior y que supone que, mientras los pacientes aguardan fuera, las salas de espera estén vacías. Habilitar como acceso alguna de las tres salidas de emergencia «requeriría unas obras menores de accesibilidad que no entendemos que no estén resueltas», argumenta.

A los inconvenientes del inmueble se sumaría que el centro «tiene más de 1.700 cartillas por médico, es uno de los más saturados», estima. Por todo ello, la asociación reclama convocar al Consejo de Salud del Centro cuanto antes. «Queremos saber cuántos sanitarios tenemos y qué soluciones proponen porque esto no puede seguir así, es inaceptable», remacha.

Las reivindicaciones para modernizar el centro datan de 2011 y han propiciado diversas promesas de inversiones y mejoras que están a la espera. El planteamiento que hizo el Principado durante la pasada legislatura es el de trasladar la actividad al ambulatorio de Pumarín, previa inversión de 2,5 millones. Con el cambio se pasaría de prestar la atención primaria en un lugar de 900 metros cuadrados a hacerlo en otro de entre 2.200 y 2.300. El problema es que el proyecto solo se ejecutaría tras concluir la primera fase de la reforma del Hospital de Cabueñes, que a su vez se viene retrasando.

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