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Entre la calle San Antonio y la plaza del Seis de Agosto hay una promoción urbanística, el Plan de Mejoras que presentó Jovellanos en 1782, y que como barrio debería de llevar este nombre y no «el centro». ¿Qué es el centro? Las ciudades crecen y se transforman y los centros tanto geográficos como de servicios: cambian.
Muchísimos secretos e historias, en una vía que ha quedado tan cortita, es lo que conoceremos hoy. La calle Jovellanos sí fue el ámbito que reunió toda esa centralidad de servicios, es el corazón del Gijón Ilustrado y su divisoria latitudinal. Otro dato que hoy no concebimos: hasta 1937, la calle llegaba al mar, hasta la Escalerona. Una planificación urbanística nada fortuita: ¿se dan cuenta que la calle Jovellanos no corta a Moros y Corrida? Esto se habrá hecho a propósito para no ver el callejón del Agua, su cara B, por donde se tiraban las inmundicias.
¿Sabían que el Real Instituto Asturiano fue proyectado por Juan de Villanueva, el mismo arquitecto que hizo el Museo del Prado, y que iba a tener una torre con campanario? La primera piedra se puso en noviembre de 1797, pero las obras no comenzaron sino en junio de 1798 y llegado el 1 de diciembre de 1800 tan solo se había concluido su primera planta. Los dos pisos superiores fueron obra de Ricardo Marcos Bauzá entre 1885 y 1887. Durante casi 90 años solo tuvo una planta. Otro secreto: la parte trasera del Instituto Jovellanos tenía una capilla y un jardín arbolado con brocados de boj simétricos y una extensa huerta hasta Begoña, hasta la plazuela de Menén Pérez exactamente, es decir: la Escuela de Comercio y el colegio Jovellanos se hicieron en la huerta.
Aquí estuvo, desde 1867, el primer museo público y gratuito de Gijón: la sala con un centenar de bocetos reunidos por Jovellanos, hechos por los principales artistas europeos (Goya, Velázquez, Herrera, Durero, Miguel Ángel, Tiziano…). El valor del primer centro de instrucción pública de Asturias lo convirtió en la institución de enseñanza más importante de la región, tan solo por detrás de la Universidad de Oviedo. Más de un siglo después por poco hubo una desgracia: en junio de 1984 se cayó el campanil a la calle e hirió a dos viandantes.
Hoy todos frecuentamos la biblioteca Jovellanos, pero ¿sabían que su lugar lo ocupó el teatro Jovellanos desde 1853 y que en 1934 se demolió para hacer el Banco de España? Para hacerlo se inspiraron en el Teatro Real de Madrid. El 12 de agosto de 1896 se proyectó cine por primera vez en Asturias, fruto de la casualidad de no poder proyectar en el paseo de Begoña. Era un teatro municipal pero privado y elitista, para «la buena sociedad gijonesa». Fue el primer teatro de España que contó con iluminación eléctrica, sí el de Gijón. Aquí también hubo ventriloquía, magia, sainetes, zarzuelas e incluso combates de judo entre el ciclista Marceliano de la Cuesta y el japonés Rakú, en 1909. ¡Un japonés en Gijón!
Ese icónico punto de encuentro que popularmente conocemos como El Parchís, por sus parterres en damero, fue desde 1875 un mercado de hierro donde hubo bailes incluso. Este mercado fue derribado en 1937 por la Gestora Popular del consistorio republicano presidido por Avelino González Mallada. En ese momento el Instituto Jovellanos se había trasladado al colegio de La Inmaculada, tras la disolución de la Compañía de Jesús y estaba siendo ocupado por la Guardia de Asalto. Un escenario proclive: tenían la plaza Mayor, solo faltaba el Ayuntamiento y girar su fachada 90 grados; de este proyecto se encargó José Avelino Díaz y Fernández Omaña. Finalmente no se hizo.
Uno de los grandes hallazgos en el campo de la arquitectura es que del estudio de Gaudí salió el discípulo que hizo el primer proyecto de la Iglesiona (Joan Rubio i Bellver, 1911) y que hace pocos años se descubrió un boceto en el archivo de Gaudí que nos permite decir que hay otra obra más hecha fuera de Cataluña y está en Gijón, aparte de las otras cuatro conocidas. Lo más curioso y a lo que os invitamos es a conocer ese maravilloso interior con un enorme arco parabólico o de catenaria, totalmente gaudiniano y único en Asturias. Su fachada está hecha con caliza rosa y su ineludible santón que la corona mide 7,75 m y pesa 32 toneladas, y solo se quitó una vez: durante la Guerra Civil para no ser un blanco fácil. En el solar que ocupa la Iglesiona había antes un chalet con jardín, el de María Zulaybar, y cuando se construyó el edificio del comercio Montecarlo, esta basílica pisó.
Llegando al final del recorrido nos encontramos un panorama constructivo bien diferente. Donde ahora está la tienda Academy: estuvo el primer centro comercial de la época llamado La Innovación (dedicado a tejidos y calzado), era un pabellón bajo con tiendas hacia las calles San Bernardo y Jovellanos, que fue proyectado por Miguel García de la Cruz. Enfrente había varias casitas de dos plantas tipo la de la cafetería Bariloche, que es la única superviviente, y se fueron derribando desde 1970 para rectificar la alineación de la calle con más retranqueo. En esa misma acera, en el antiguo número 1, estaba la genuina ubicación de la confitería La Playa, que tenía un piano y veladores de mármol, por eso se llama así: porque estaba enfrente de San Lorenzo y del balneario La Favorita. Donde estuvo y está el bar Náutico, no el original con terraza ajardinada y faro, era una manzana que albergaba el Hospital de Caridad, pero dando a la calle Jovellanos había una comisaría de Policía Local, una academia y un cuartel del Ejército.
Sin lugar a dudas, irán apareciendo más secretos y curiosidades sobre esta calle, el verdadero centro de Gijón, la que concentró el peso institucional de la villa de Jovellanos, la que tuvo el suelo empedrado y por la que pasaba el tranvía y tenía su respectivo apartadero para no interferir con la línea en sentido contrario. La calle Jovellanos era el corazón del Plan de Mejoras y gozaba de la centricidad geográfica y de la centralidad de servicios: la del Real Instituto Jovellanos (educativos), el teatro (ociales), el mercado cubierto (comerciales), la basílica (religiosos), Hospital de Caridad (médicos), cuarteles (defensivos) e incluso pudo acoger el Ayuntamiento (institucionales y administrativos). Así es la calle Jovellanos, la calle por excelencia del Gijón ilustrado.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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