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Claudia González Álvarez, el día de su graduación, en una imagen cedida por la familia.
«Nunca vamos a permitir que nadie olvide a Claudia»

«Nunca vamos a permitir que nadie olvide a Claudia»

Las palabras de la madre de Claudia en el funeral de su hija emocionan y conciencian sobre el daño del acoso escolar

E. C.

Martes, 2 de mayo 2023, 04:03

«Me gustaría decir unas palabras para que todos podamos despedir a mi hija como se merece, como una auténtica campeona que luchó con todas sus fuerzas para salir de la depresión que sufría desde hacía muchos años. Yo no sé escribir tan bien como ella lo hacía, esas bonitas dedicatorias que daba a sus personas queridas con tanto sentimiento, porque ella tenía una sensibilidad especial y dones artísticos para la escritura y la pintura que casi todos conocéis.

Todos los que aquí estamos la adorábamos: su familia, de la cual ella se sentía tan orgullosa, para mí la mejor hija del mundo, mi hija, mi confidente y mi amiga. Su papá, al que a ella le gustaba proteger, su súper hermano que tanto la cuidaba... quería pintar tan bien como el abuelo Ico.

Le encantaba jugar con sus primitos y su adorada perrita 'Danita', sus titos y titas, sus otros 'titos' y 'titas' y las súper madrinas. También su querida abuela Cova y, cómo no, Gloria, a la que también adoraba. Hacer las excursiones a la playa conmigo, con su perrita y con Javi. Ella decía que era la mejor familia del mundo, una gran y unida familia que la adoraba. Su maravilloso novio Javi, que le ha hecho este homenaje tan bonito con el violín. Con Javi pasó sus últimos días tan ilusionada y feliz, y por supuesto sus adorados y maravillosos amigos Pablo, Alba, Cristina, Valeria y tantos que no puedo enumerar porque estaría dos horas hablando. Todos la ayudaron hasta el último momento, pero ninguno llegamos a tiempo.

Y qué voy a decir de sus compañeros del Dojo, vuestra 'Yumi' para siempre. Allí encontró otra maravillosa familia, donde ella se esmeraba y lo daba todo. Llegó allí de la mano de una persona muy importante que le devolvió a la vida en algunos de sus momentos más duros, su querido médico Eduardo, mucho más que un médico, una persona con mayúsculas. Y allí, con su admirado Sensei, con Megumi, Diego y todos los demás compañeros de Ninjitsu (que me perdonéis pero no recuerdo el nombre de todos). Cada vez que volvía machacada de la lucha volvía feliz... había encontrado algo en lo que se sentía realizada.

Todos nosotros sabemos la gran persona que era, siempre pensando antes en los demás que en ella misma, cariñosa, alegre, servicial y como uno que está aquí le dijo, siempre recogiendo por el mundo gatitos heridos en su afán de ayudar a la gente. Lástima que en su corta edad, cuando su personalidad se estaba formando, un grupo de gente malintencionada, que por supuesto no se encuentran dentro de todo este maravilloso y cariñoso grupo que estáis aquí acompañándola, le cortara las alas para seguir siendo ella misma, y le anularan por completo su autoestima y su autoconfianza, y la hicieran sentirse inferior para siempre. Algo que no la dejó disfrutar de lo maravillosa que era, y no le permitió convertirse en la espectacular mujer que podría haber sido, tanto por sus aptitudes como por sus sentimientos. Aquí nos deja unos maravillosos recuerdos de 20 años compartiendo con ella, una hija muy deseada y muy querida y a la cual llevaremos en nuestro corazón siempre, y de la cual su madre su padre y su hermano nunca vamos a permitir que nadie la olvide. Como no se cansaron ayer de decir sus amigas, Claudia eres un ángel de luz que nos guiarás por siempre. Te querremos siempre, cariño».

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