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ubo un tiempo en el que la capilla de San Esteban del Mar sirvió de faro a los marineros que atracaban en Gijón. Poco queda de aquel entonces, pero, gracias a una casual donación, el Club Rotario de Gijón, impulsor de la restauración del edificio, con el apoyo del Ayuntamiento y el Revillagigedo, homenajeará a aquel uso que se le hacía antaño.
Esto será posible gracias a una campana que se colocará en la parte superior exterior de la capilla. Data de 1950 y fue fabricada en un astillero de Edimburgo. En ella está marcada tanto la fecha de creación como el nombre de aquel barco dode desempeñó su función musical: 'Lurio'. «Años después, se vendió a un armador portugués y, aunque se cambió el nombre del barco, la campana siguió intacta», explicaba ayer la presidenta del club, Patricia García Zapico.
Aquel barco terminó en Gijón «para chatarrar», por lo que lo único que queda de él es precisamente la campana. «Es una buena referencia para aquellos pescadores», indicó. El objeto ha sido donado por un miembro del club. «Lo más importante es que esto es un proyecto colectivo y para el Rotary representa por lo que trabajamos, que es al servicio de la ciudad», señaló Paz Fernández-Felgueroso, rotaria que fue doce años regidora.
Dentro y fuera el espacio es muy distinto al que era. Poco queda ya de aquella piedra que envolvía la capilla. Ahora, las paredes blancas del que fuera templo hacen destacar el espacio en El Natahoyo. Por dentro, el cambio también es notable. Se han retirado los falsos techos y se ha decorado de madera el techo. También se han tapado las ventanas y puertas que se habían construido a posteriori tras sus distintos usos como consultorio o gimnasio. La cúpula del interior luce ahora de un color azul intenso. «Hemos querido imitar las capillas asturianas», explica el rotario Luis Buznego. En el centro de la misma, el escudo de los marqueses. Pero lo que más luce es el rosetón de la entrada que a través de sus colores verdes, amarillos y rojos dejan atravesar la luz.
La campana no es la única novedad que enseña con orgullo la entidad. Ya tiene preparadas las dos vidrieras que se colocarán orientadas hacia el sur. Sus colores representarán el escudo del marquesado de San Esteban del Mar. Aunque para poder abrir uno de los dos huecos y colocarlas deben esperar a que el Ayuntamiento inicie el derribo del muro para dejar el espacio abierto al barrio. Asimismo, se colocará un banco corrido y un tejo. Estos trabajos comenzarán a acometerse a finales de la próxima semana. En paralelo, el Rotario y el Revillagigedo continuarán con los últimos remates. «La idea es que terminemos a la vez, que calculamos que sea a mitad de junio», señaló García Zapico. Eso sí, lo último será la puerta.
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