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JESSICA M. PUGA
GIJÓN.
Viernes, 20 de julio 2018, 04:18
Javier Gutiérrez Cuervo (Gijón, 2002) adora bailar. Cuando era solo un niño danzaba por casa por afición y de mayor, lo empezó a hacer más profesionalmente en las aulas del Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón. Este Billy Elliot gijonés sabe que ... bailar es lo suyo y no es el único que lo piensa: su buen hacer le ha valido para conseguir dos becas este año. Una, que empezó a disfrutar a principios de este mes, le ha llevado a Alicante con la escuela Vaganova; la otra, auspiciada por Víctor Ullate, comenzará en septiembre. Estas vacaciones, a Javier Gutiérrez Cuervo le está tocando trabajar, y está encantado.
La danza llamó la atención de este gijonés muy pronto. «Veía vídeos por internet e imitaba a los bailarines. Tanto me gustaba, que un día pedí a mis padres que me apuntaran a una academia», cuenta. Y lo hicieron. Su carrera empezó a los 7 años en Mares Danza. «Recuerdo que entonces era el único niño haciendo danza clásica, pero eso no le quitó de bailar ni de hacerlo con ganas», cuenta su madre, Carolina. El siguiente gran paso lo dio con 11 años: «Gracias a unos amigos, mis padres se informaron de las enseñanzas del conservatorio profesional, me apuntaron y pasé las pruebas», recuerda. Aquí es donde ha superado con éxito los cuatro primeros cursos.
El año de las emociones y las oportunidades para Gutiérrez Cuervo ha sido este. Se presentó a principios de año a dos audiciones y consiguió sendas oportunidades de lujo para perfeccionar su técnica y ampliar su mundo. La primera de las becas obtenidas le ha llevado este mes de julio a Alicante. Fue uno de los 300 alumnos de 30 países seleccionados para aprovecharse de tres semanas de aprendizaje intensivo. «Está encantado. El nivel es altísimo y está aprendiendo mucho», cuenta su madre, que ultima la maleta para asistir a la gala que los alumnos ofrecerán a sus padres mañana. Pasado, los bailarines compartirán escenario con primeras figuras del Mariinsky y Bolshói.
El próximo gran reto para Javier Gutiérrez le llevará a Madrid, a la prestigiosa Escuela de Víctor Ullate, en la que acabará sus estudios. Esta beca lograda a la excelencia le tiene «muy ilusionado» y a sus padres «tremendamente contentos». Será en la capital donde comience a cursar quinto de danza y primero de Bachillerato, algo que no es nada sencillo. «La danza requiere mucho sacrificio. Además de las clases y el colegio, tienes que ensayar durante tu tiempo libre, pero si te gusta, se convierte en un sacrificio que disfrutas», explica el joven bailarín.
«Las becas son una oportunidad, así que cuando te las conceden tienes que aprovecharlas al máximo. Y eso es lo que haré», asegura convencido, al tiempo que confiesa que de todas las disciplinas que ha practicado en el conservatorio gijonés, su favorita es la danza clásica. «Quiero dedicarme a esto profesionalmente. Cuando termine mis estudios, me encantaría entrar a formar parte del ballet de Vícto Ullate», confiesa risueño. Ahora tiene la primera gran oportunidad de demostrar lo que sabe.
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