Las alarmas saltaban ayer poco después de las diez de la mañana. Un pescador, Antonio Santamarina, de Candás, alertaba de la presencia de un cuerpo en la zona rocosa del Cabo Peñas conocida como Solarriba, muy frecuentada por mariscadores y pescadores de caña durante la bajamar. Precisamente en el momento del hallazgo la marea se encontraba en su punto más bajo, lo que hacía aflorar las rocas. Sobre una de ellas se encontraba el cuerpo en avanzado estado de descomposición, lo que hacía imposible el reconocimiento ocular. Se trata de la misma zona en la que desde el 8 de noviembre se busca a Sandra Bermejo, la joven madrileña afincada en Gijón desde hacía dos años.
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El coche de la mujer, psicoterapeuta de profesión, fue hallado en el Cabo Peñas, a menos de un kilómetro en el que ayer aparecieron los restos mortales. Será la autopsia -que previsiblemente se le practicará hoy- la que determine la identidad del cadáver, ya que, según fuentes oficiales, no se puede descartar que correspondan a otra persona. El tamaño de los huesos y el estado de deterioro en el que estaba concuerda con la descripción y el periodo de búsqueda de Sandra, si bien la confirmación llegaría con el cotejo del análisis de ADN.
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Otra de las posibilidades que está sobre la mesa es que el cuerpo sea de una mujer de unos 70 años que falta de su domicilio de Avilés desde el mes de octubre. Las fuerzas de seguridad no la buscaban en la mar, pero no se ha podido descartar que se trate de ella.
A la que sí buscan en el entorno del Cabo Peñas es a la joven madrileña de 32 años. La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional de Gijón mantiene desde hace semanas, tras un mes y medio de investigación, que la principal línea de trabajo es que se trata de una desaparición voluntaria, un extremo que rechaza frontalmente la familia. Ayer, fueron informados de la aparición del cadáver en la zona en la que se han centrado los rastreos por tierra mar y aire. Los allegados aguardan ahora los resultados de la autopsia, aferrándose a que no se trate de Sandra.
Antonio Santamarina, de Candás, un experimentado pescador candasino que conoce muy bien el entorno del Cabo Peñas, fue quien ayer halló los restos mortales y avisó al 112. «Es una zona difícil de llegar, hay que bajar con una cuerda y solo se accede en marea baja», explica. Lo que sí tiene claro es que «ese cuerpo no estaba ahí hace diez días, había estado pescando hace poco y no había nada». La principal hipótesis es que lo arrastró la mar y en bajamar pudo ser hallado.
El cuerpo fue recuperado por efectivos de la Guardia Civil y personal de Salvamento Marítimo. El helicóptero Helimer Cantábrico trasladó los restos hasta la base en El Musel, donde la comitiva judicial autorizó el levantamiento y su traslado al Instituto de Medicina Legal, en Oviedo. Será ahí donde los médicos forenses procedan a practicar la autopsia en presencia de policías nacionales y guardia civiles. El cadáver apareció en demarcación de la Guardia Civil y la investigación por las desapariciones de Sandra Bermejo y la mujer de Avilés corren a cargo de la Policía Nacional. Los agentes esperan poder dar respuesta a las familias en el menor tiempo posible dadas las circunstancias.
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