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P. SUÁREZ / O. SUÁREZ
GIJÓN.
Lunes, 14 de enero 2019, 02:22
El pasado 4 de enero el patrón de barco gijonés Álvaro Aguirre aparcó su coche en el varadero de Santa Pola (Alicante). Tras ello, tomó un ferry en dirección a Palma de Mallorca. Residente desde hacía algún tiempo en la costa alicantina, Aguirre se dirigía a la isla por motivos de trabajo, pues se disponía a trasladar el velero de uno de sus clientes hasta Italia. Sin embargo, a su llegada a la capital balear, se percató de que se había olvidado el teléfono móvil en su automóvil, razón por la que se puso en contacto con su hijo desde un terminal desconocido. Esa llamada, en la que Aguirre informaba de que posponía un día su viaje debido a las condiciones meteorológicas y el mal estado de la mar, fue la última noticia que tuvo la familia del gijonés.
Tras cuatro días sin tener noticia alguna sobre él, uno de sus hijos decidió volver a llamar al número desde el que Aguirre se había puesto en contacto con ellos a su llegada a Palma. Sin embargo, el propietario del celular apenas pudo aportar información alguna sobre el paradero del desaparecido. La familia, alarmada ante la falta de información sobre lo que pudiera haber ocurrido, interpuso una denuncia por desaparición.
Deriva Según lo que Aguirre comunicó a su familia, el gijonés zarpó desde Mallorca en dirección a Italia.
Accidente en tierra La familia no descarta que pudiera haber tenido algún tipo de problema antes de iniciar el viaje.
«Teníamos contacto diario con él. Si no era por teléfono, era a través de Whatsapp. Son muchos días sin dar señales. No se tarda tanto en llegar a Italia. Le tuvo que pasar algo», afirmaba ayer uno de los hijos del gijonés, residente en Ibiza y patrón de barco al igual que su padre. Desde el entorno familiar aseguran que la primera hipótesis es que a Aguirre le haya ocurrido algo en alta mar. Sin embargo, tampoco descartan otras posibilidades, como la de que el gijonés no llegase a zarpar desde la isla. «La realidad es que no lo sabemos. Él nos dijo que iba a salir para Italia al día siguiente, pero como no volvimos a saber de él, no tenemos confirmación de que así fuera. Tampoco queremos decir que no haya sido así, pero no podemos descartar nada», reconocen, sumidos en la preocupación por el paradero de este experto marinero. «No era la primera vez que realizaba un traslado de este tipo. Tiene mucha experiencia y no entendemos qué ha podido pasar», insistía su hijo.
Álvaro Aguirre es una persona muy conocida en el círculo marítimo gijonés. Patrón durante muchos años de la embarcación de Salvamento de Cruz Roja, siempre ha estado muy vinculado a la actividad náutica.
Fue precisamente durante sus años en Asturias cuando, tras un accidente de parapente, Aguirre sufrió varias lesiones en vértebras y articulaciones. «Cojea bastante de la pierna derecha, pero estaba en buenas condiciones para tripular», indica su primogénito, quien afirma que, «pese a que la esperanza es lo último que se pierde», empiezan a ser muchos los días que han transcurrido sin saber de su padre.
En este sentido, la familia se queja de la «lentitud» de los agentes de la Guardia Civil a la hora de investigar lo sucedido. «Llevan varios días y todavía no han realizado ningún seguimiento del teléfono móvil, ni han intentado buscar por otro lado. La sensación es que no están poniendo todo el esfuerzo que deberían a la hora de encontrar a mi padre», aludía ayer su hijo, quien ha difundido un comunicado además a través de las redes sociales pidiendo que si alguien dispone de alguna información sobre el posible paradero de Aguirre contacte inmediatamente con la familia. «No vamos a tirar la toalla. Mi padre nunca se metió en problemas, así que le tuvo que pasar algo o bien navegando o bien antes de coger el barco», insiste.
Pese a que la familia intenta mantener el optimismo, los precedentes en este tipo de desapariciones no son nada alentadores. Un caso similar fue el de los ovetenses Emilio y su sobrino Álex López, quienes el 2 de mayo de 2017 partieron de Cannes en dirección a Mallorca, donde nunca llegaron. Ante la ausencia de la embarcación, Salvamento Marítimo recibió el aviso y puso en marcha un dispositivo de búsqueda que no logró resolver la desaparición.
Los dos ocupantes habían viajado hasta Cannes para recoger el velero y trasladarlo hasta la isla balear. En aquella ocasión la radiobaliza del barco no había sido activada, por lo que el dispositivo de los veleros que se activa automáticamente al caer al agua -que también puede hacerse automáticamente en caso de que el barco vaya a la deriva- no pudo cumplir con su función.
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