«Nuestra buena voluntad a la hora de limpiar la escultura la perjudicaba»

Los expertos instruyen al personal de Emulsa en el protocolo y los productos que deben emplear en la retirada de posibles grafitis

LAURA MAYORDOMO

GIJÓN.

Sábado, 10 de septiembre 2022, 02:33

«A partir de ahora no la estropearemos, la cuidaremos», se comprometía la alcaldesa de Gijón ante los hijos de los dos hombres que hicieron posible uno de los símbolos de Gijón, el escultor Eduardo Chillida y el ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez. Porque, tal y como reconoció Ana González y coincidieron restauradores y responsables del proyecto de rehabilitación del 'Elogio del horizonte', las tareas para retirar las pintadas que periódicamente aparecían en la base de la escultura le causaban un daño no menor al que los cloruros ocasionaban en toda la estructura. «Resulta que nuestra buena voluntad a la hora de limpiar la escultura la perjudicaba», lamentó Ana González.

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En realidad, explicó el arquitecto Lorenzo Fernández-Ordóñez, con cada limpieza, y debido la agresividad de los productos que se aplicaban, se iba erosionando la piel de la escultura. «Arriba veías un color ocre y abajo un color mucho más rojo». ¿A qué respondía eso? Era una incógnita con varias posibles respuestas. Pero fue gracias a la inclusión del 'Elogio del horizonte' en el proyecto InnovaConcrete cuando se pudo determinar «que lo que se veía era como la carne de la escultura. Que ese tono lo daba la arenilla con la que se construyó».

Ahora ya se ha conseguido recuperar el color primigenio y el producto antigrafiti que se ha aplicado hará mucho más sencilla, y menos agresiva, la limpieza de posibles futuras pintadas. «Eso sí», puntualizó el restaurador Nacho Bermeja, aplicando en esas limpiezas «un criterio específico para obra de arte, porque no es un mobiliario urbano. Los grafitis se van a poder quitar, pero con un procedimiento específico, más relacionado con el mundo de la restauración aunque adaptado a los operarios que se encargan de la limpieza de la ciudad».

Los expertos ya mantuvieron ayer una reunión con personal de Emulsa para instruirlos tanto en los protocolos de actuación como en los productos que se han de emplear para retirar futuros grafitis.

Fernández-Ordóñez, por su parte, explicó que «fuimos nosotros los que pedimos al Ayuntamiento que no limpiara las pintadas» durante los tres años en que se llevaron a cabo los trabajos para testar el comportamientos de los distintos productos que se aplicaron a la escultura para que esas limpiezas no interfirieran en las mediciones. «Ha estado un poco fea durante un tiempo pero ha sido por eso, porque nos daba miedo que si se limpiara se fueran a borrar los productos que habíamos aplicado».

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