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EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Viernes, 12 de febrero 2021, 00:28
A las siete de la tarde comenzaron a aparecer caras en la pantalla, acompañadas de los entusiasmados comentarios de quienes se reencontraban en la distancia. «Mira a Aida, más oscura que la noche». «Ahí está Bego Moratinos, Nieves con el pañuelín detrás, ¡así se ... hace!». Junto a las caras sonrientes se veían pañuelos morados, carteles del 'Tren de la libertad' y, en más de un caso, una copa. Se cerraron los micros para que el guirigay no interrumpiese lo importante, pero en el chat no paraban los saludos: «Chicas, qué bien os veo», escribía Yolanda Lobo . «Es un placer estar aquí pese a todo», decía Eva Pérez. Y Macu Gimeno expresaba su alegría por asistir a su primera Fiesta de Comadres, una que se vivió en Gijón pero también en Bilbao, Alicante y otros rincones de este y otros países.
«Bienvenidas a esta fiesta que parecía que iba a ser imposible», saludó la presidenta de la tertulia feminista, Begoña Piñero. «Llevo todo el día nerviosa y lo que más me está prestando es saber que tanto las de Gijón como las de fuera podéis celebrarlo», reconoció. De hecho, para Palmira Díaz García era la «primera vez en años» que podía estar ahí. «Al ser 'interestelar', como digo yo, es más fácil también que coincidamos con tantas comadres de oro», reconoció Piñero. Virginia Yagüe, Alicia Miyares, Amelia Valcárcel, Ana de Miguel, Aida Fuentes, Pilar Sánchez Vicente o, entre otras, Paz Fernández Felgueroso, «ilusionada por una alternativa que evita suspender la nominación». También estaban conectadas Ana González y Nuria Varela.
Maestra de ceremonias desde el salón de su casa, Carmen Veiga reconoció que «lo pensamos mucho, porque era complicado en estos tiempos de pandemia descorazonadores afrontar la fiesta». «Pero decidimos que debíamos hacerla, porque la vida y la lucha de las mujeres no debe interrumpirse, así que 35 años después llevamos uno más celebrándolo». El salto al digital «nos enseña que somos capaces de afrontar retos» y, además, aprender de ellos, ya que una vez retomada la normalidad pretenden mantener la conexión remota para «conectar con las comadres que están fuera y lo tienen más difícil para venir».
Tenían más ganas de celebrar que de rabiarse, y por eso invirtieron el orden habitual y ventilaron rápido la entrega del 'Felpeyu' al 'trifachito' por «culpabilizar de la covid a las manifestantes feministas del 8 de marzo» y el 'Babayu' a Alfredo Canteli, alcalde de Oviedo, por sus «babayaes sexistas y misóginas».
Rápidamente cedieron la palabra a Nadjat el Hachmi, Comadre de Oro de 2020, que aseguró que la de Comadres es «la fiesta feminista más divertida a la que he asistido nunca» y homenajeó también «la inestimable contribución de la que nos beneficiamos todas las mujeres, seamos o no conscientes».
«Estoy muy contenta de pasar el testigo a Mabel Lozano», aseguró El Hachmi, «porque contribuye de modo infatigable a la auténtica libertad de las mujeres». «Gracias por encender las luces allí donde no queremos mirar, en la manifestación más terrorífica del machismo y la cara más deleznable del patriarcado global: la trata y la explotación». Y así, en un gesto simbólico y emocionante pese a la virtualidad del encuentro, entregó el alfiler de Comadre de Oro. El primero que estará en los Goya.
«Muchísimas gracias, muchísimas gracias, qué emoción», repitió la escritora y cineasta Mabel Lozano, que a continuación presentó a su hija Roberta, «relevo del feminismo». «Apabullada», hizo un repaso por su camino hacia el feminismo, desde que en el pequeño pueblo de Toledo de donde es la llamaban 'marimacho' hasta que hizo la maleta para Madrid y durante años como 'starlet' televisiva buscó su sitio sin encontrarlo. Llegó de la mano de Irina, una víctima de trata rumana de 19 años que le habló de exclavitud. «Me enseñó una forma de ver las cosas, pero su testimonio me daba pena». La revolvió y la empujó a estudiar cine.
«Y mi trabajo me llevó a Les Comadres». Se emocionó al recordar el momento en que las vio, mientra grababa la manifestación del 'Tren de la libertad'. «Tuve que bajar la cámara para miraros. Estabais cambiando el mundo para mi, para nosotras, y por eso hoy tengo ese sentido de pertenencia a un club maravilloso de mujeres inspiradoras».
La última mujer en transformar su vida es Yamiled Giraldo, asesinada por su antiguo proxeneta y protagonista del documental por el que está nominada al Goya. «Yamiled ya no me ha dado pena como Irina. Me ha dado rabia, impotencia, rebeldía», remarcó.
Feminista y reivindicativa, pero una fiesta al fin y al cabo, la seriedad de los discursos se rompió rápidamente con la intervención de la Sardina y un emocionado brindis por Les Comadres, que como si estuvieran en la Acapulco entonar su himno oficioso, 'El milagro de San Dimas' antes de cantar en karaoke el 'Asturias si yo pudiera'. El año que viene, habrá bailes y «achuchones» por dos.
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