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GUILLERMO MAESE
GIJÓN.
Miércoles, 21 de abril 2021, 01:30
Aún con el susto en el cuerpo, Víctor Pando, vecino de Jove encargado del mantenimiento de la parroquia del barrio, limpiaba ayer parte de los destrozos causados por el incendio originado en la sala de la caldera. Se produjo en torno a las ... 18 horas y solo José Manuel Álvarez, el párroco, se encontraba en la parroquia. «Menos mal que se dio cuenta a tiempo y pudo salir de la sacristía. Si llega a tardar unos minutos más en enterarse no hubiera podido salir», aseguraba Pando. La sala de la caldera está inutilizada y las paredes de la sacristía, completamente negras. El hedor a humo aún permanece en todas las dependencias.
A los bomberos los avisó Mariano Palacio, trabajador de Jomasa, empresa vecina de la iglesia. «Su actuación fue extraordinaria. Tardaron exactamente seis minutos en llegar. Si no llega a ser por ellos, el fuego hubiera calcinado toda la parroquia», sostiene.
Palacio y su compañero vieron una corti na de humo negro salir por la puerta de la sacristía y se dirigieron a la parroquia a sabiendas de que José Manuel, quien ademas padece una larga enfermedad, se encontraba en su interior. «Cuando llegamos ya estaba fuera, pero quería entrar para saber qué estaba sucediendo. Cuando nos dimos cuenta de la dimensión del incendio le disuadimos de entrar», narraron a EL COMERCIO los trabajadores.
Durante la jornada de ayer, un perito del seguro del Arzobispado realizó un informe de los daños. Pando, que hace las labores de sacristán, asegura que el incendio fue ocasionado porque se rompió un tubo del conducto del gasóleo de la caldera. Ahora, Pando y varios vecinos, sin saber aún si el seguro se hará cargo de la reparación, aseguran que la parroquia «no tiene dinero para arreglar los graves desperfectos».
A pesar de tener referencias de su existencia desde el siglo XVII, la iglesia de Santa Cruz de Jove fue reinaugurada en 1941 «gracias a los esfuerzos económicos de la viuda de López de Haro y Alberto Paquet», tal y como recogía el diario EL COMERCIO en su edición del 2 de septiembre de 1941.
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El del lunes no es ni siquiera el primer incendio que se produce en la iglesia parroquial. Un fuego ocasionado hace 30 años destruyó un retablo, que por aquel entonces había costado a la parroquia 23.000 pesetas. Hoy, a la izquierda del altar luce un nuevo retablo, «que nada tiene que ver con la preciosidad que se comió el fuego», recordaban los vecinos del barrio.
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