El Banco de Alimentos ve peligrar la atención a 5.000 gijoneses al redefinirse la ayuda de la UE

Son casi 5.000 usuarios gijoneses los que se benefician de los recursos que el Banco de Alimentos reparte a cerca de 50 entidades sociales de la ciudad. En total, el año pasado el Banco repartió 543.000 kilos, lo que equivale a casi 110 kilos por persona y cuya demanda, que «no disminuye», ven ahora peligrar. A Bernardo Sopeña, presidente de la entidad, le preocupa «no poder hacer frente» este segundo semestre del año debido al cambio en el plan de Fondo de Ayuda Europea para los Más Necesitados (Fead).

Hasta ahora, el Banco de Alimentos contaba con las campañas y programas propios de los que obtenían los alimentos junto a la ayuda europea. Actualmente, el cambio de plan europeo que empezará a funcionar antes de que acabe el mes presente, consta de la entrega de tarjetas monedero para gastar en alimentación y productos de higiene personal. El problema es que se hará entrega de ellas tan solo familias vulnerables y con menores, «dentro de este programa quedan fuera muchas personas que antes se beneficiaban». Entre los colectivos que no la obtendrán se encuentran «pensionistas con pagas bajas, comedores sociales, transeúntes o familias que no tengan menores, entre otros», enumera Sopeña. «Lo que nos preocupa es que la gente que quede fuera del programa acuda a nosotros, porque subirá el número de usuarios que dependa exclusivamente de nuestros recursos». Solo en Gijón, dentro de los kilos repartidos el año pasado, 173.000 se obtuvieron del plan Fead y 370.925 kilos fueron propios de la entidad.

A pesar de que por el momento están «dentro de lo esperado», el temor se agrava porque «las donaciones están bajando» y cada año que pasa «lo hacen más». Los motivos no guardan sorpresa: «A todas las familias les afecta la crisis». Lo que repercute en la aportación que puedan hacer. Ante tal situación, Sopeña explica que «si no llegamos vamos a tener que bajar las ratios de alimentos por persona para que no quede nadie fuera». En ese caso, Gijón sería uno de los más afectados, ya que es donde hay un mayor porcentaje de beneficiarios junto con Oviedo. Por eso la entidad está en un momento en el que necesitan «urgentemente que la gente ayude, que las empresas del sector estén siempre dispuestas a dar los excedentes y que siga funcionando el programa de mermas de los supermercados que se recogen diariamente».

Quien se encargará de repartir tan solo este año las tarjetas será Cruz Roja, que solo participará como intermediario. En su caso, hasta 2023 también se encargaban del reparto de alimentos entre las personas que atendían. A través del Programa de Alimentos procedentes de la Unión Europea, atendieron en Gijón a 1.472 personas beneficiarias, mientras que en el Proyecto de Atención Urgente a las Necesidades Básicas se beneficiaron 689 familias, que entre otros apoyos recibieron 1.655 vales de supermercado.

Desde este año, la atención para obtener recursos alimentarios no se realiza debido al cambio en el programa europeo. Pero eso no quiere decir que la gente no siga acudiendo a la entidad. «Todos los días tenemos usuarios preguntando y solicitando la ayuda de siempre de alimentos», relata José Ramón González, presidente de la Junta Local de Cruz Roja Gijón.

Al igual que al Banco de Alimentos, la entidad social está «preocupada» por la situación. «Sabemos que estas tarjetas que se van a dar a las personas vulnerables con menores a su cargo no van a llegar tampoco a todas las personas que cumplan dicho requisito», lamenta González. Y es que, en referencia a los programas de alimentación, el perfil de familias vulnerables que no llegan al mínimo esencial son el mayoritario que acuden a la entidad.

Desde Cruz Roja alertan de que la ayuda no solo preocupa en la alimentación, «en total hemos aumentado entre un 5 y 10% las usuarios en todos los programas». De estos, González señala el aumento en las personas mayores y el problema de soledad no deseada, con 4.600 personas atendidas el año pasado, y que cada vez «demanda más atención». González reitera la «gran cantidad de personas que acuden a diario por un motivo u otro» y aunque «la esperanza siempre es buena, hay que ver la realidad», finaliza.