El Ayuntamiento de Gijón está decidido a poner orden en el desarrollo de las viviendas de uso turístico (VUT) y, a la par que ha establecido una moratoria para conceder más licencias en los barrios más tensionados, es decir, Cimavilla, La Arena y el Carmen, ... ha decidido no levantarlas hasta que la situación no esté completamente controlada. Así lo aseguró la propia alcaldesa, Carmen Moriyón, que recordó que la de Gijón fue la primera corporación que puso en marcha una iniciativa de este tipo y que «fuimos muy claros. Esto se para hasta que tengamos este asunto controlado». Es más, ahondó que «no vamos a ceder, no la vamos a levantar».
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Pero para llegar a una solución en este asunto es necesario, en opinión de la regidora gijonesa, que el Principado apruebe una regulación para que los municipios afectados de la región «podamos ir de una manera conjunta, en sintonía». Desde que el Ayuntamiento de Gijón puso en marcha esta moratoria de licencias, las peticiones bajaron un 46%, pero aún se quiere estabilizar más. Ya en la pasada edición de la Feria Internacional de Muestras de Asturias fue un asunto que abordó Carmen Moriyón con la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, ya que su municipio también se está viendo afectado por la proliferación de las VUT. Bajo la premisa de que Asturias será una región 'refugio climático' a nivel turístico, la situación de este tipo de viviendas «no se nos puede ir de las manos y tenemos que trabajar de una manera coherente».
La regidora explicó que cuando se tomó esta medida «lo hicimos y no nos dolieron prendas. Ahora lo está haciendo Madrid, unos cuantos meses después, pero sí es verdad que me gustaría que, ya que somos una comunidad pequeña, desde el Gobierno regional fuéramos todos los municipios de la mano». Aunque cada concejo tiene sus propias características, el planteamiento del Ayuntamiento de Gijón es que el Principado marque una estrategia común que permitiera alcanzar un equilibrio en cuanto a este número de viviendas turísticas. «No quiero decir no al turismo, todos queremos un turismo de calidad pero tenemos que ver de qué manera».
La clave está ahora en vigilar la situación de los barrios aledaños a aquellos en los que se ha aplicado la moratoria. Para ello, el Ayuntamiento los pretende monitorizar a diario para «saber en qué momento se puedan tensionar y a partir de ahí buscar la solución». Serían medidas siempre dentro de lo que permite la ley, pero Carmen Moriyón espera que los responsables regionales también se apliquen en «esa lucha contra el fraude. Que seamos aliados». Y todo con el objetivo de consolidar un turismo de calidad, ya que el municipio no persigue tanto superar los récords de visitantes como ser destino del turista de calidad y responsable «que va a disfrutar con lo que le podemos ofrecer y nos va a enriquecer desde todos los puntos de vista». Es decir, el reto de las administraciones no es regular sino «encontrar ese equilibrio».
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Porque otro aspecto que hay que tener en cuenta es que el ciudadano gijonés, el vecino de estos barrios tensionados, «no se sienta invadido» y no se produzcan problemas como los que se están registrando en otras localidades turísticas.
De cualquier modo, el Ayuntamiento de Gijón también es consciente de que el turismo es uno de los motores económicos del municipio. No en vano, el año pasado generó 507 millones de euros para la ciudad, aunque se pretenden establecer las bases del modelo de ciudad a partir de ese turismo sostenible y de alta calidad.
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