Avenida del Llano: chabolismo y regeneración urbana a un paso del centro

Los secretos que comentaremos hoy no son muy remotos, pero sí lo suficientemente significativos para que la avenida del Llano luzca tal y como la vemos. Hoy, todos estaremos de acuerdo con que el principal eje del barrio es esta avenida trazada entre Manuel Llaneza y la ronda sur, pero, hasta 1990, el Llano estaba articulado por la avenida Schulz y el sector en el que se centran estas líneas era la trasera de Manuel Llaneza. El centro urbano le daba la espalda a El Llano de Abajo.

Desde la calle San José hasta Pérez de Ayala había un asentamiento informal con piso embarrado, callejas pulverulentas llenas de ciudadelas, chabolas, tendejones y talleres, donde daba miedo meterse. Por un desaparecido campo de futbol cercano: a este ámbito se le denominaba La Campona y aquí se instalaron muchos gitanos, incluidos portugueses. Una escena típica era encontrarse con las mujeres vareando colchones de lana. A este caótico entramado, a un paso del aburguesado centro urbano, le seguía otro poblado chabolista a la altura de las actuales piscinas municipales llamado La Cábila, tras el cual se hallaba el de La Santina.

El médico Ambrosio Rodríguez decía esto de El Llano de Abajo en 1903: «con sus pestilencias, aglomeraciones, ratas y miseria, está llamado a dar días de luto y espanto a la población. La estrechez de esas habitaciones y ese hacinamiento, conducen, indirectamente si se quiere, a perder todo el amor al hogar doméstico y al santuario de la familia, a vivir en la calle o en el chigre la mayor parte del día y de la noche, fomentando las tendencias turbulentas y las aspiraciones locas a cambiar de fortuna».

¿Sabéis cuál es la causa que dio lugar a este renovado resultado viario? Durante 40 años estuvo bloqueado el planeamiento urbanístico gijonés hasta que el Plan General de Rañada entró en vigor en 1986, llevando englobados consigo unos instrumentos de tramitación más ágil como los Planes Especiales de Reforma Interior. De la regeneración urbana sobre una superficie de 70.000 m2; de los derribos de 241 viviendas; del costoso proceso expropiatorio y realojador de 393 habitantes (más de la mitad eran precaristas), y de la creación de la avenida del Llano: se encargó la empresa de capital mixto Sogepsa entre 1990 y 1992.

En medio de toda esta avenida ideada a modo de parque lineal se tuvo que hacer una cosa que no se imaginan. El centro comercial se hizo forzosamente para obtener la necesaria liquidez a la hora de sufragar los elevados costes que se iban sumando, se le aumentaron las plantas previstas y también se llevó a cabo la primera privatización del subsuelo en Gijón.

Rapel había dicho, en 1992, que se desprendería el techo de un centro comercial recién inaugurado en Gijón. No había otro: era Los Fresnos. Jugada maestra fue la de invitarlo. ¿Saben qué pasó? Solo lo saben 6 personas en Gijón. El techo de la sala 7 se cayó.

Otro secreto: aunque para medio Gijón sea el Pryca, su nombre oficial es Los Fresnos y ¿sabían que este nombre es un auténtico error? Ahí no había árboles a los que aludir, pero oyeron campanas y no supieron dónde. Limitado por la actual avenida del Llano y la calle Río de Oro, y quedando el centro del campo en la calle Pérez de Ayala, se hizo el campo de futbol Los Fresno (los hermanos Fresno), que existió entre 1940 y 1978. El borde meridional del Pryca coincidiría con el fondo norte del campo y el parque infantil frente a la glorieta estaría dentro del mismo.

Este campo lo usó el Sporting Atlético y el club lo vendió junto con Churruca para recibir los ingresos que permitieron comprar la Escuela de Mareo. En Los Fresno, con capacidad para 3.000 espectadores, jugó el Ensidesa contra el filial rojiblanco en un frío invierno de 1968; en las filas siderúrgicas jugaba un tal Quini, un chavalín que le endosó 4 goles dentro de la manita que le cayó a su querido Sporting. No sé si les sonará.

Terminamos por la falda del monte Pericón, el mayor parque público de Asturias, que era un enorme mayorazgo de la Casa de Revillagigedo. Los primeros planos de parquización datan de 1972 pero no se pudo inaugurar hasta 1986, ya que eran unos vastos terrenos propiedad de Teresa Armada y Ulloa, la hermana del penúltimo conde.

De la marginalidad a la centralidad, en resumen. Nos vemos en las calles.

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