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EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Jueves, 2 de febrero 2023, 00:58
La voz de «dos independientes que ni siquiera somos profesores universitarios», que durante diez años se consideraron «silenciados» pero que aún así «escribíamos para ... el futuro» podría ahora tambalear lo que desde los años 80 se daba por demostrado: el pasado de Gijón como urbs romana. Su controvertida postura era conocida en los ámbitos especializados en el mundo romano, en los que siempre ha habido corrientes críticas que defienden que la romanización, innegable, no fue tan importante, que lo que aquí hubo fue un enclave menor que se sobredimensionó. Pero los autores del estudio 'Gijón en tiempos romanos después de 40 años de arqueología urbana', César García de Castro y Sergio Ríos, se mostraban sorprendidos por la enorme repercusión que está teniendo su estudio tras su publicación en EL COMERCIO. Su texto «ahora más argumentado y reducido» resume la teoría que llevan años defendiendo.
César García de Castro es doctor en Historia por la Universidad de Oviedo y desde el año 2015 arqueólogo en el Museo Arqueológico de Asturias. Sergio Ríos también es doctor en Historia por la Universidad de Oviedo y es arqueólogo en la Dirección General de Patrimonio desde 2019. Ambos defienden que «la dinámica urbana de Gijón no se inicia con una urbs romana, sino con una puebla costera del siglo XIII, que ocupó el solar donde un milenio antes había desarrollado su actividad vital un fabricante romano de salazones cantábricos». Es decir, que lo que hubo en Gijón fue «una villa romana individual de un señor que tenía como medio de vida la fábrica de salazones y unas termas particulares suyas».
Ayer insistían en que «Gijón no tiene ninguna estructura urbana, ni calles, ni manzanas, ni alcantarillado ni epigrafía» que sostengan que fue algo más que eso. ¿Por qué, entonces, se ha venido defendiendo, en base a las excavaciones y los trabajos realizados por expertos como Carmen Fernández Ochoa que fue una villa romana cuyo nombre primigenio -punto que también desmienten- fue Gigia?
«El porqué se ha mantenido desborda el ámbito de la arqueología», reconocía García de Castro, si bien apuntaba a la reconversión, al «cambio de una ciudad naval y a la necesidad de crear un nuevo modelo de ciudad donde el sector industrial no tuviera ese peso y dotar a una comunidad muy heterogénea, con inmigrantes de todas partes de Asturias y sin una referencia común de Gijón, de una mitología urbana, una genealogía de nobleza común».
Sostenía el arqueólogo ayer que Gijón no fue más que «una aldea de pescadores» hasta que, gracias al impulso y la voluntad de Jovellanos «se convirtió en una ciudad industrial». Y ponía como ejemplo de ello la falta de conventos, solo el de las Agustinas Recoletas en Tabacalera.
A su entender, en los años 90 «Gijón se convirtió en la ciudad más grande de Asturias, con una población sin nexo, y ello provocó la elaboración de un discurso al que contribuyeron muchos personajes, factores e intereses». Pero eso, añadía, «no es el objeto de nuestro trabajo».
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