Farmacia Palacio, objetivo de ETA en 1996. J. BILBAO

«El atentado en la farmacia fue un susto enorme y marcó mi vida desde entonces»

La exalcaldesa Paz Fernández Felgueroso rememora el ataque de ETA por el que se juzga en la Audiencia Nacional a la etarra Sorzábal

OLAYA SUÁREZ

GIJÓN.

Domingo, 30 de enero 2022, 01:39

Dentro de ocho días la etarra Iratxe Sorzábal se sentará en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional como autora de los dos atentados bomba perpetrados en Gijón el 2 de noviembre de 1996. Han tenido que pasar 26 años para que la ... supuesta artífice de los ataques dirigidos a la farmacia del marido de la exalcaldesa Paz Fernández Felgueroso y el Palacio de Justicia de Poniente pueda ser juzgada. La Fiscalía pide para ella 46 años de cárcel, que se sumarían a la condena que cumple en Francia, país desde el que ha sido extraditada y donde fue detenida en 2015.

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«Cada mes de noviembre me acuerdo, sobre todo me acuerdo de lo que pudo haber pasado a los vecinos del edificio si no llega a fallar... Hubo muchísima suerte porque pudo ser una desgracia tremenda...». Fernández Felgueroso, alcaldesa de Gijón de 1999 a 2011, hacía apenas seis meses que había dejado su cargo como secretaria de Estado para Asuntos Penitenciarios, pero continuaba siendo objetivo de ETA. «Por aquel entonces yo quería dejar de llevar escolta, pero con lo que pasó, el Ministerio de Interior lo rechazó y dijo que debía de seguir con protección personal», rememora ahora la exregidora gijonesa. La banda terrorista puso su punto de mira en la farmacia que Daniel Palacio, marido (ya fallecido) de Fernández Felgueroso, tenía en la avenida de Manuel Llaneza. El negocio está ahora regentado por su hijo.

La explosión del artefacto se produjo de madrugada y provocó únicamente pequeños daños en la fachada gracias al fallo del detonador que la banda terrorista había activado en una olla a presión, adosada al escaparate de la farmacia dentro de una bolsa de basura. «Me llamó el comisario y me dijo que estuviera tranquila, que no había pasado nada, pero que habían colocado una bomba en la farmacia de mi marido, fue un susto importante y marcó mi vida a partir de entonces...», rememora. «La tragedia pudo ser enorme porque justo en el primer piso dormían unos niños que habían venido con sus padres desde Madrid a pasar unos días», añade.

Debido a su actividad política y sus cargos en el ministerio y en la alcaldía de Gijón, Paz Fernández Felgueroso ha llevado escolta más de media vida. «Estoy muy agradecida a todo el personal de seguridad que me ha acompañado siempre y gracias a los que me he sentido protegida», dice.

La extradición de la etarra y la proximidad del juicio ha removido los recuerdos. «De página -asegura- ya ha había pasado en cuanto ETA anunció hace diez años el fin de las armas, en ese momento me sentí un poco más tranquila». Recuerda los años de plomo como «una época durísima, desde mi responsabilidad en Instituciones Penitenciarias recuerdo que los funcionarios vivían atemorizados porque eran objetivo, fue una época muy complicada...»

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Paz Fernández Felgueroso no interpuso denuncia por el atentado. «Actuó la Fiscalía de oficio y como no hubo daños personales, no ejercimos la acusación particular», explica. Por ese motivo, no acudirá al juicio que se celebrará el 7 y 8 de febrero en la Audiencia Nacional.

La etarra Iratxe Sorzábal será juzgada por el atentado de la farmacia Palacio y también por el que la banda perpetró el mismo día en el Palacio de Justicia de Poniente y que tuvo mayor alcance, aunque tampoco dejó daños personales.

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ETA colocó una bomba de 20 kilos de amonal en la puerta principal del edificio. La explosión causó importantes desperfectos en la construcción y se sintió en un kilómetro a la redonda. Los daños en el Palacio de Justicia, que estaba a punto de ser inaugurado oficialmente, alcanzaron los 50 millones de euros y sobre todo, dejaron enmudecida a una ciudad que ya en 1989 había sido brutalmente golpeada por el terrorismo, el de los Grapo. Dos radicales asesinaron entonces a tiros a dos guardia civiles que custodiaban el edificio de Hacienda. El juicio de Iratxe Sorzábal servirá para pasar un capítulo de las heridas que el terrorismo dejó abiertas en Gijón.

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