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La Fiscalía considera a Felipe A. R. autor de un delito de asesinato por acabar con la vida de Francisco Javier Rodríguez Tobajas, el propietario de una agencia inmobiliaria al que decidió matar con alevosía «y anulando su capacidad de reacción y defensa». ... Pide para el procesado una condena de 18 años de prisión, así como el pago de una indemnización de 320.000 euros para los familiares de la víctima.
El juicio está aún pendiente de señalar, pero se celebrará con un tribunal de jurado popular en la Sección Octava de la Audiencia Provincial. La acusación particular elevará la petición de la pena a los 20 años de cárcel, también por el delito de asesinato. Por su parte, el procesado podría intentar llegar a un acuerdo con las acusaciones. Ante el juez instructor ya confesó el crimen y manifestó que actuó «desesperado» por el tormento que le producía haber perdido su piso familiar al no poder hacer frente al préstamo concedido años atrás por la víctima.
El asesinato tuvo lugar el pasado 20 de septiembre. «El acusado se dirigió a las proximidades de una inmobiliaria de la calle Campo Sagrado para matar al gerente, de 55 años. Para ello, estudió cómo llevar a efecto su propósito, por lo que el día anterior cogió de la carnicería en la que trabajaba un cuchillo», señala la fiscalía.
Lo esperó junto a la inmobiliaria y cuando la víctima «se disponía a entrar en su vehículo, que estaba estacionado allí mismo, el acusado le asestó con gran fuerza dos puñaladas en el costado izquierdo, en región vital, anulando su capacidad de reacción y defensa». Felipe A. R. se quedó contemplando la escena, aparentemente impasible. Guardó el cuchillo en una bolsa de plástico y echó a caminar en dirección a El Coto. Fue detenido por la Policía Local poco después. Al enterarse de que Rodríguez Tobajas había fallecido «esbozó una sonrisa y dijo: «Ahí está bien».
El hombre trabajaba en una carnicería de la calle Uría y tenía una auténtica fijación con Francisco Javier Rodríguez Tobajas, quien además de regentar la agencia inmobiliaria Golden Star había tenido un negocio de préstamos. Habría sido uno concedido años atrás a la mujer del acusado lo que habría provocado las desavenencias.
«Me arruinó la vida», declaró Felipe A. R. Achacó el préstamo concedido, de unos 3.000 euros «con muy altos intereses», a su devenir posterior los años siguientes: le embargaron el piso en el que vivía con su esposa y su dos hijas, acabó separándose y desde hacía años vivía en una habitación de alquiler en un piso compartido en la carretera del Obispo.
«Estaba obsesionado con la persona que le había concedido el préstamo, le culpabilizaba de todo lo que le había pasado», afirman en su entorno. Desde septiembre se encuentra interno en el centro penitenciario de Asturias en calidad de preso preventivo a la espera de ser juzgado.
Los exámenes forenses a los que fue sometido el encarcelado descartan que padezca alguna patología mental que le llavase a cometer el crimen. Las pruebas que maneja la acusación pública y la particular apuntan a que actuó con pleno conococimiento de causa y sin que sus capacidades volitivas estuvieran mermadas, extremo que de darse podría servir para la defensa.
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