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Domingo, 6 de octubre 2019, 02:23
Sufrió un desmayo mientras hacía obras en su propia casa y eso le cambió la vida, a nivel personal y también profesionalmente. La arquitecta Eve Blanco (Gijón, 1966) comenzó a trabajar en el marco de la construcción sostenible hace ya doce años, a raíz de un «problema de salud» que le llevó a replantearse su carrera profesional y a reflexionar sobre la manera en la que las personas pueden colaborar para hacer del mundo un lugar más habitable.
Orientó sus estudios hacia la arquitectura gracias a Frank Lloyd Wright, diseñador norteamericano de la conocida 'Casa de la cascada', una vivienda construida entre 1936 y 1939 sobre unas cataratas del río Bear Run, en Estados Unidos. Esa simbiosis entre modernidad y naturaleza encendió una llama en Eve que, hasta la fecha, se ha avivado gracias a su afán por integrar los materiales ecológicos en las nuevas construcciones.
Todavía en los años en los que iba al instituto, en los libros de texto no se hablaba de arquitectura, pero se encontró con una fotografía de la citada obra de Lloyd Wright que la dejó «fascinada». A Eve Blanco le interesaba el arte y la ingeniería. Eso le hacía dudar entre decantarse hacia Bellas Artes o Industriales. Encontró un nexo común en la arquitectura -«que une esa parte técnica con esa parte artística»-, carrera que estudió en Madrid.
Finalizó sus estudios y comenzó a trabajar en el mundo de la construcción, pero el incidente sufrido en su propio hogar, a causa de unos decapantes de pintura, le hicieron reconducir su profesión. Poco después descubrió que numerosos materiales «que utilizamos en la construcción incluyen partículas tóxicas para el medio ambiente y tampoco son buenos para la salud». Eve Blanco llegó a la conclusión de que «en el interior de nuestras casas no estamos a salvo de la contaminación».
Continuó su investigación y aprendió, sobre todo, de sus propios clientes, aquellos que le proponían proyectos de viviendas con materiales ecológicos. Algo que, hace doce años, parecían ideas «totalmente 'marcianas'». Sin embargo, según ella misma se encarga de recordar, la cal -alternativa al cemento- ya se usaba «en tiempos de los romanos».
En la actualidad, la arquitecta gijonesa trabaja en el proyecto llamado Kalmak, centrado en la vivienda esencial bioclimática, y que desarrolla en las instalaciones de Laboral Centro de Arte. A grandes rasgos, se trata de diseñar modelos de «vivienda sostenible», construidos con materiales reciclados, que sean «económicos y ecológicos», y que no requieran, por ejemplo, el uso de calefacción.
Su preocupación por el medio ambiente la llevó a implicarse en la vida política, y encontró afinidad en Podemos. Se presentó a las primarias municipales de 2019 en la agrupación morada con la idea de «trabajar por una ciudad más sostenible», motivada por «la visión de transformar» las ciudades y convertirlas «en espacios más vivibles».
Fuera de su estudio, Eve Blanco también participa en otros proyectos, como es el de 'Ocho muyeres en bici', surgido a raíz del movimiento feminista del 8 de marzo, en 2018. Con esta iniciativa, el día 8 de cada mes, realiza junto a otras mujeres una ruta urbana reivindicativa por Gijón.
La bicicleta es prácticamente una herramienta de trabajo más para ella. En veinte minutos se desplaza desde su casa al Centro de Arte Laboral. Llueva o haga calor, fiel a la filosofía de utilizar alternativas sostenibles al coche, y más saludables: «Llegas al trabajo con otra cara, con la energía de haber hecho deporte, y cuando regresas a casa, por el camino ya te has olvidado de los problemas laborales».
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