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La playa de San Lorenzo de Gijón ha recuperado de forma natural una superficie de arena de 48.841 metros desde abril de 2015. Se trata del equivalente a casi siete campos de fútbol y casi dos veces la ampliación prevista para el ... Hospital de Cabueñes. En este mismo periodo de tiempo el principal arenal gijonés ha ganado asimismo más de 36.000 metros cúbicos de sedimento, lo que supone aproximadamente medio metro más de espesor.
Estos datos han salido a la luz en mediciones topográficas tomadas hace dos semanas, justo antes del último temporal, por técnicos del Ayuntamiento de Gijón que contaron con el asesoramiento científico del equipo de geólogos de la Universidad de Oviedo encabezado por Germán Flor Blanco.
Se da la circunstancia de que Flor Blanco participa en el equipo de investigadores que, por encargo de la Autoridad Portuaria de Gijón, ha comenzado a analizar en el laboratorio las muestras de arena extraídas en la campaña de sondeos submarinos realizada el pasado mes de diciembre. Unas muestras de sedimento que se recogieron a profundidades de entre 20 y 40 metros, frente a la bahía gijonesa y la playa de Rodiles (Villaviciosa), con el objetivo de tener localizados bancos de arena compatibles con la playa de San Lorenzo en el caso de que en un futuro exista necesidad de rellenar.
San Lorenzo goza de buena salud y no ha parado de ganar arena desde 2013. Así lo tiene documentado el Observatorio creado en el Ayuntamiento para monitorizar el estado de la playa. Sus asesores científicos, los geólogos Germán Flor padre e hijo, cuantificaban hasta ahora en 16.800 metros cuadrados el sedimento que se había recuperado hasta 2015. Y eso que el arenal ha soportado temporales invernales muy fuertes como los que destrozaron a principios de 20 de 2014 y 2015 buena parte del Muro.
La tesis que defienden los expertos que asesoran al Consistorio gijonés en esta materia es que la playa es «un sistema vivo» y que son las propias mareas las que van retirando o aportando arena, descartando una incidencia negativa de las obras de ampliación de El Musel. Por eso en algunos momentos, destacan, pueden aflorar vigas de madera y rocas pertenecientes a los antiguos balnearios como el de Las Carolinas y en otros la arena rebosa e invade la zona del Piles.
2013 se toma como referencia de punto crítico por la alarmante pérdida que se produjo en la zona oriental de la playa tras registrarse un temporal en pleno mes de junio. Como consecuencia de dicha pérdida, Costas permitió la instalación de únicamente 25 casetas en la playa.
Los geólogos descartan a día de hoy la necesidad de aportes para una regeneración completa y solo la prevén en el caso de que haya una pérdida «importante y continuada».
Desde 2013 ha sido necesario intervenir en varias ocasiones para retirar el sedimento depositado bajo uno de los ojos del puente del Piles y que dificultaba el normal discurrir del río. Esta situación se repitió el pasado verano con una lengua de arena que remontaba el Piles más de cien metros. Durante los veranos de 2014 y 2016 se realizaron desde el Ayuntamiento operaciones de trasvase de arena intermareal al Tostaderu, convertida en un pedregal.
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