El aparcamiento en altura tras el Palacio de Deportes será compatible con el Rastro

Díaz sí asume que podría ser necesario buscar una ubicación alternativa mientras duren las obras, aunque recuerda que «ya han sufrido traslados en otras ocasiones». De hecho, hasta 2008 los puestos estuvieron instalados en el aparcamiento de El Molinón, pero tuvieron que mudarse al parque de los Hermanos Castro cuando comenzaron las obras de la última gran reforma del estadio. Un año más tarde, el Rastro se trasladó a su actual emplazamiento junto al Palacio de Deportes. «Cuando se hace una obra, siempre hay algún perjudicado temporal. Pero probablemente después será para mejor».

La concejala considera que la actual ubicación del Rastro «es buena», aunque recordó que con motivo de la pandemia, y para garantizar la distancia de seguridad, fue necesario dividir el mercado semanal en dos zonas, trasladando el 30% de los puestos al aparcamiento de El Molinón. «El Rastro tiene su identidad como conjunto, pero teníamos que ajustarnos a las medidas que marcaban las autoridades sanitarias». Añadió que desde que se permitió el reinicio de la venta ambulante se notan aún «algunos huecos», pues los titulares de algunos puestos «tienen verdaderas dificultades» para retomar su actividad, bien sea por razones económicas o por las propias complicaciones del traslado si residen fuera de Asturias. Y explicó cómo además de la suspensión del cobro de tasas, que se prolongará hasta el final del actual estado de alarma, se acordó eximir a los vendedores con licencia de la obligación de instalar su puesto cada semana. «La instalación es obligatoria, pero dadas las circunstancias consideramos que debíamos darles esa libertad y no sancionar a quien no lo haga».

Salomé Díaz añadió que pretende habilitar en la página web municipal un apartado específico dedicado al Rastro «para hacerle algo de publicidad» y contribuir de algún modo a «dignificarlo». Lamentó que «haya parte de la población que aún vea la venta ambulante como algo de segunda. Es una actividad tan digna como la que se pueda hacer en un bajo comercial. Es un producto distinto, que puede gustar más o menos, pero al final es venta».