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ÓSCAR PANDIELLO
GIJÓN.
Lunes, 23 de abril 2018, 01:32
En Londres, donde trabaja desde hace más de dos décadas, Carlos Magdalena es conocido como el 'Mesías de las plantas'. Un apodo un tanto grandilocuente que, ateniéndonos a su pasión por la botánica, a su larga melena y a su afán por rescatar especies vegetales casi extintas, está ganado a pulso. Con motivo del quince cumpleaños del Jardín Botánico, Magdalena acudió ayer al recinto gijonés para presentar su libro -titulado, precisamente, 'El mesías de las plantas'- y charlar con los aficionados gijoneses a la botánica.
Durante el coloquio, que se extendió durante más de hora, Magdalena habló de políticas gubernamentales sobre mantenimiento medioambiental, de su experiencia laboral en el jardín botánico Kew de Londres o sobre el infravalorado papel del jardinero. «Desbrozar es parte del trabajo, pero el jardinero conjuga muchas disciplinas: historia, ecología e incluso filosofía. Hay que poner en valor este papel y el de nuestros jardines. Aquí en España, con la gran riqueza que tenemos, los infravaloramos constantemente», explicó el botánico durante una de sus intervenciones.
Cogiendo como máxima una de las frases con las que ilustra el libro, «levántate y cucha», Magdalena ilustró la necesidad de fomentar una conciencia medioambiental a través de sus viajes por Perú o isla Mauricio. Sobre esta última, explicó: «El 70% de su superficie lo han convertido en caña de azúcar, perdiendo muchísimas especies vegetales y polinizadores». Sin embargo, introduciendo una tortuga en un islote anexo, se comprobó que este animal ingería a las especies invasoras dando protagonismo de nuevo a las variedades autóctonas. «De esto se traduce que hay soluciones, no hay que caer en el derrotismo aunque la situación esté mal», añadió.
Después de muchos años trabajando en Kew, otra de las enseñanzas que el naturalista sacó en claro es relativa a las administraciones. Todos los gobiernos «recortan presupuesto» en materia medioambiental, lo que pone en jaque a las más de 70.000 especies vegetales que actualmente se encuentran en peligro de extinción en el mundo. «Últimamente parece que se ve un bosque y lo primero que se piensa es en el dinero que puede aportar si se tala», lamentó.
Unas complicaciones que se extienden a la hora de pedir permisos para elaborar proyectos, como ya ha constatado pese a su creciente fama en el país británico. «Hay que tener miras de futuro, aquí no existe el corto plazo. Pero después te das con la realidad cuando tratas de impulsar algo en tu ámbito y tiene que pasar por veinte personas: una está de acuerdo, la segunda también, la tercera está de vacaciones, la otra no contesta...», ejemplifica.
Más allá de la visita de Magdalena, la jornada de puertas abiertas estuvo marcada por la solidaridad y la música. En el primer caso, se realizó una venta solidaria de tulipanes para recaudar fondos para la Asociación de Parkinson Jovellanos. Después de seis horas de ventas y mucho ajetreo -por el recinto llegaron a pasar 4.861 personas-, los voluntarios llegaron a recaudar 1.440 euros. Todos los tulipanes se vendieron. La jornada se completó con un concierto de Green River Blues Band a la hora del vermú y con una yincana dedicada al gijonés Carlos Magdalena.
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