Ángeles García, 'Geles'

A Geles siempre le gustó el deporte y siempre estuvo dotada de una natural facilidad para afrontar cualquier reto que implicara la actividad física. Así que en seguida se decantó por el voleibol donde ha tenido un palmarés que incluye un doblete con su equipo en la temporada 1977-78, la Copa y la Liga, y una trayectoria marcada por el esfuerzo y los éxitos a lo largo de varias temporadas en la División de Honor.

Fue el deporte el que de alguna manera determinó que la dedicación profesional de Geles García tomara el rumbo que luego sería su vida. Aunque habría querido estudiar INEF, las dificultades que ello suponía para la familia su traslado a Madrid, la hicieron inclinarse por Químicas en Oviedo. Las prácticas de Laboratorio por las tardes complicaban sus entrenamientos a los que apenas era posible llegar, y con el tiempo tomó la decisión de cambiar de carrera y matricularse en Magisterio. Lo de la enseñanza tiraba: ya sabía de procesos de aprendizaje gracias al voluntariado que había hecho entrenando grupos, y de la eficacia de los procedimientos porque tenía la experiencia de dar clases particulares.

Hay rostros que desprenden ante quien los mira todo un repertorio de emociones que difícilmente pueden ocultarse. En el de Geles queda patente sin remedio la voluntad, la capacidad de trabajo, las convicciones, ese pacto inquebrantable con las dificultades a las que no les concede nunca ventaja alguna. Puede rastrearse en la firmeza de la mirada, la adolescencia de descubrimientos, la conciencia social que le vino de la mano del inolvidable cura Bardales, la certeza de que la educación no es solo responsabilidad de la escuela o de las familias, sino de toda la sociedad, del barrio, del entorno, y solo cuando las iniciativas son conjuntas, y el desarrollo es comunitario son eficaces. En el pelo corto esos mechones en los que se escriben todas las rebeldías y la franqueza de una sonrisa que no admite dudas. Fiable y afable, entusiasta y luchadora, con una fe ciega en el poder de la educación y del trabajo colectivo, el deporte y la enseñanza como pilares en los que asentar cualquier esperanza de futuro, todo en su rostro conduce inevitablemente a la confianza.

No es casual que el nombre de Geles García sea una referencia. Lo saben los alumnos y alumnas que han crecido a la sombra de su mirada y su profesionalidad, la comunidad educativa del Colegio Miguel de Cervantes en el que desarrolló tantos años su trabajo, once de ellos como directora. En el ámbito deportivo se conoce también y se valora, su batalla permanente por la igualdad y por la promoción de los equipos femeninos, y aún se recuerda que fue la única mujer en participar en el I Maratón Ciudad de Oviedo, allá por 1978, cuando eso de que las mujeres corrieran era así de anecdótico.

Acaba de jubilarse y en sus ojos comparte espacio la nostalgia de aulas y silbato, la tranquilidad de haber actuado siempre al dictado de su conciencia, y la esperanza de que este tiempo que se abre le permita, no iniciar planes estrafalarios tan asociados a la jubilación, sino mantener sus pasiones, sus afectos, la vida que ha sabido ir trenzando, cuando cumpla años de nuevo en septiembre, y por primera vez no empiece el curso.