«Ubicar la futura estación junto al Museo del Ferrocarril se decidió sin ningún estudio»

-¿Qué tres cosas han cambiado en Gijón desde que es alcaldesa?

-La primera, que haya presupuesto. La segunda, que vayamos a la raíz de los problemas para encontrarles solución. Y la tercera, que en la calle haya otra actitud, de alegría y de esperanza de que se hagan cosas.

-¿Ya tiene marcadas sus prioridades para 2020?

-Los retos más importantes tienen que ver con el inicio de las últimas obras de la depuradora del este para ponerla en marcha, con ser más ágiles en la tramitación de los expedientes para dar soluciones a las organizaciones y a los vecinos y vecinas, y con ser capaces de ejecutar el plan de barrios y hacer un buen seguimiento del mismo.

-Al movimiento vecinal no le convence ese plan. Dicen que no hubo suficiente participación.

-No es justo pensar que el movimiento vecinal son solo una o dos personas que se consideran las únicas que lo representan y pretenden que el Ayuntamiento no tenga interlocución directa con las asociaciones. Ha habido más de cien reuniones en todos los barrios y un diálogo franco en el que exponían todas sus cuestiones y nosotros les contestábamos bien con acciones o explicándoles por qué no se podían hacer. Creo que la interlocución es buena, y dos presidentes me han dicho ya que aunque no hubieran venido a los consejos de distrito, sí lo harán la próxima vez porque no ven sentido a no hacerlo.

-¿Pero cabe la opción de introducir cambios en el plan de barrios?

-Cuando lo presentamos ya dijimos que era un documento dinámico y que iríamos viendo con las asociaciones cada tres o cuatro meses cómo iban las cosas. De hecho ya ha habido algún cambio. Por ejemplo, en 2020 teníamos previsto dedicar un millón de euros a Tabacalera, pero viendo la dificultad para ejecutar esa inversión se optó por rebajar esa cantidad y reforzar otras actuaciones. Para ser justa, es algo que responde al pacto con Podemos. Pacto que tampoco es un pacto, porque aunque mantendremos las cosas de las que hablamos con ellos, la negociación nunca fue por la abstención, fue por el 'sí'.

-¿Hasta qué punto se 'podemizaron' sus presupuestos como consecuencia de esa negociación?

-No se 'podemizaron'. Si lo hubieran hecho, seguramente habrían votado que sí. Aunque tampoco pasaría nada si hubiera habido una 'podemización' y esa fuera positiva. Podemos ha cambiado mucho como partido político.

-¿Cuál de sus planteamientos les costó más aceptar?

-Quizá sobre lo que más hubo que hablar fue sobre lo que tiene que ver con las nuevas ayudas sociales. Hicimos un importante ejercicio para que conocieran cómo estaban articuladas en otras zonas y qué había realmente en Gijón. Y el propio Podemos reconoció que no se podía volver a hablar de lo mismo ni gestionar de la misma forma.

-¿Qué diferenciará las nuevas ayudas complementarias de la renta social?

-Si hemos quedado en hacer una negociación franca, abierta y real, no puedo preconfigurar cómo va a ser. Pero no será como lo que había. Primero, porque para fijar la intervención social hay que contar con el tercer sector. Y segundo, porque la gestión de la renta social fue nefasta. Se daba por orden de llegada y hubo gente que recibió 6.000 euros cuando en teoría eran ayudas puntuales. Lo que está claro es que será una ayuda ligada a la intervención y que mejorará la vida de personas que estén de verdad en situación de vulnerabilidad.

-Con el PSOE todo vuelve a subir.

-No es verdad. Por ejemplo, el autobús baja y se eleva la edad de gratuidad. Suben algunas cosas. Pero es que necesitamos dinero para poner Gijón al día. Limpiar más cuesta más, porque hay que reforzar la plantilla de Emulsa. Y también tenemos que decidir si dejamos que las instalaciones deportivas se caigan o si las arreglamos. Yo no voy a decir sin más 'es que me lo dejaron así'. Venimos a hacer cosas y como necesitamos dinero hemos subido algunas tasas. Pero aún así seguimos teniendo una fiscalidad más baja que ciudades muy cercanas.

-¿El 'IBI para ricos' afectará a la actividad económica como alertan las patronales?

-El nuevo tipo va a afectar a inmuebles con un valor catastral de más de un millón de euros, que en precio de mercado serían dos millones. Si alguna de las empresas afectadas se va por esa razón, me quedaría estupefacta. Yo entiendo que hubieran preferido que no se aprobara, pero esas mismas patronales me piden dinero para dinamizar su sector que sale del bolsillo del conjunto de la ciudadanía. Estoy convencida de que en un momento en el que tanto se habla de la importancia de implicarse en el territorio, nuestras empresas quieren comprometerse con Gijón y con Asturias. Y sin duda lo hacen con su trabajo y con la creación de empleo, pero en este momento también necesitamos que nos apoyen un poco más, pagando más en el IBI.

-En abril se conocerá el estudio informativo sobre la estación intermodal. ¿Qué probabilidades hay de que su ubicación cambie?

-No lo sé, porque no soy ingeniera. Y aunque lo fuera, no dispongo de ningún estudio sobre la zona del Museo del Ferrocarril. La decisión de ponerla ahí se tomó sin ninguno que lo avale. Simplemente dijeron que 400 metros de diferencia hacía que algo se convirtiera en central, algo que yo no creo porque eso es lo mismo que mide un andén para trenes de alta velocidad. ¿Si mañana voy a Atocha y camino desde el principio de un andén del AVE hasta el final me cambia la centralidad? Creo que la decisión respondió a otras razones que quizás nos cuenten algún día.

-¿Que vaya en un sitio o en otro dependerá del precio?

-Dependerá de lo que dice el convenio, que es que si hay una subida de más del 20% cabe la posibilidad de revisarlo. Y es lógico, porque hablamos de más de 300 millones de euros, más lo ya invertido, porque hasta 2011 se hicieron muchas cosas relacionadas con el plan de vías.

-Si hay cambio de emplazamiento, ¿contemplan que trenes y autobuses no compartan estación?

-No. Sé que hay empresas de autobuses que defienden eso, pero realmente la clave es la interoperabilidad y el poder pasar de un medio de transporte a otro. Más que la centralidad, para la que en este caso además tenemos el metrotrén, que será el hilo que conecte todo Gijón de oeste a este.

-¿En el solarón cabe aún un cambio de usos o habrá edificios sí o sí?

-Su destino está más que acordado y el problema es que se hagan discursos que no cuentan toda la verdad. Hay una parte de las parcelas que se va a edificar, pero es menos del 25%. El resto va a ser zona verde. Lo que no podemos poner es un bosque, porque de hecho hay estudios que demuestran que es algo que gentrifica y que hablan incluso de pérdida de seguridad para las personas.

-Tabacalera sigue sin plan de usos.

-Me comprometí con un plazo y me he retrasado. Pero el trabajo está muy avanzado. Tabacalera va a redefinir toda una red de equipamientos culturales desde Cimavilla hasta el centro, y cada uno de ellos tiene que tener un uso, un por qué y un para qué. En eso estamos.

-¿Llevarán allí las colecciones artísticas de la Casa Natal?

-Tabacalera no está pensada como pinacoteca, ya que ofrece más posibilidades. Pero sí habrá un espacio donde se reúna una parte de la colección de la pinacoteca de Gijón. La Casa Natal será fundamentalmente un centro de investigación y de estudio.

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