Juan González, en Nuevo Roces, en diciembre de 2009. PALOMA UCHA

Adiós a Juan González Moriyón, urbanista que moldeó Gijón

Diseñó la última reforma de Poniente y la plaza del Marqués, el Peri del Llano y Montevil. Pudo ser decano pero prefería los segundos planos

RAMÓN MUÑIZ

GIJÓN.

Lunes, 28 de diciembre 2020, 01:39

«La única forma de ser internacional es procurar ser muy provinciano porque si no, no tienes nada que contar». La frase es de Joan Manuel Serrat y cuelga de un corcho en el estudio de la calle Cabrales donde Juan González Moriyón soñó cómo ... corregir su Gijón del alma. De su mente surgieron las ideas que han dado la forma actual de Cimavilla, Fomento, la plaza del Marqués, Bernueces, Granda, el Infanzón y un largo etcétera.

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Las suyas eran propuestas hechas «con los pies en la tierra y que buscan solucionar la vida a sus vecinos más que el lucimiento personal», en palabras del exgerente de Sogepsa Santiago Mirayes. Arquitecto y urbanista, abuelo y amigo, una enfermedad detectada en febrero le obligó a ingresar hace dos semanas en el Hospital Begoña y terminó por apagarlo ayer. A los 68 años, deja a un oficio de luto que se afanaba ayer por arropar a una familia muy querida en la ciudad.

Su esposa, Ana Hernández Cabezudo, es responsable de Joseph Decoración y Muebles, la tienda que inició su madre y lleva ya 50 años en la calle los Moros sin perder categoría. Guillermo, el hijo mayor, se hizo ingeniero informático, reside en Canadá y le había anunciado que en 2021 llegaría el segundo nieto. El primero, Gael, fue cosa de Paula, la hija que siguiendo los pasos del padre se hizo también arquitecta.

González Moriyón nació en Gijón el 18 de junio de 1952 y se tituló en la Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla, en la especialidad de Urbanismo. Después centró su carrera en Asturias, tanto en el urbanismo como en la rehabilitación.

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Comenzó en 1981, incorporándose a la oficina técnica del Ayuntamiento para la redacción del que sería el primer Plan General de Ordenación de la democracia, y que fue liderado por Ramón Rañada, José Ramón Menéndez de Luarca, Tita Navarro y Gerard Lloch. En un artículo en EL COMERCIO recordaba la existencia de un ambiente hostil a la iniciativa y cómo la experiencia le permitía seguir «desde un lugar privilegiado y con la pasión de un arquitecto-niño el esfuerzo ejemplar» de un equipo que quería «convertir los despojos urbanos de mi ciudad en al menos un lugar atractivo del que no tuviéramos que avergonzarnos».

El trabajo les supuso una mención en el Premio Nacional de Urbanismo de 1985 que repetiría dos años después con el Plan Especial de Reforma Interior del Puerto Deportivo. Llamó la atención de Agustín Muñiz, director general de Sogepsa que lo recluta para una de las actuaciones más emblemáticas de la empresa: el plan especial de reforma interior (Peri) de El Llano, 60.500 metros de calles sin asfalto ni aceras, poblado de infraviviendas y viejos edificios.

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«Estuvo también en Montevil 1 y 2 y junto a Pepe Caicoya tuvo una intervención muy destacada en la playa de Poniente», evoca Mirayes. «Supo conciliar la actuación con la permanencia de Naval Gijón», reconoce.

«Era muy buen profesional pero todavía mejor persona», anota Alfonso Toribio, decano del colegio profesional durante dos mandatos y que lo tuvo como vocal. Las elecciones en este colegio son con listas abiertas; en 2016 se presentó como vocal del candidato Felipe Uría y «sacó más votos que él y que la que salió decana, Sonia Puente; es decir, que si se hubiera presentado habría salido él», indica José Ramón Puerto, vicedecano actual. «Era de esas personas que guardan silencio, pero que cuando hablan hay que escucharles; le mirábamos como el papá que protege a sus polluelos», añade.

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«Sabías que a lo que se presentaba, ganaba», avala Toribio. Aficionado al esquí y al cine clásico, obtuvo el Premio Asturias de Arquitectura por la rehabilitación que hizo de la Fábrica de Curtidos de Avilés en un centro de empresas. Su firma está en la rehabilitación de fachadas de la plaza del Parchís y la cubierta del pozo de tormentas de la avenida Juan Carlos I. La lista de logros materializados es larga pero no incluye la ejecución de uno de sus diseños más queridos: el invernadero para el Jardín Botánico.

El funeral se oficiará en la iglesia de San Pedro, a las seis de esta tarde.

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