Adiós a José Luis Fernández Tonda, el médico gijonés de Burundi

Luego vendrían otros destinos en los que no dejó de imprimir su sello personal. «Estaba muy comprometido con Burundi y Ruanda, también su mujer que allí llevaba a cabo un programa de ayuda a la gente de la calle». A Fernández Tonda «no se le ponía nada por delante», dice Fueyo, que añade que estuvo en Nicaragua y norte de África, donde no dejó de cooperar. «Siempre fue una pareja muy viajera y cosmopolita».

José Luis Fernández Tonda tuvo claro que estudiaría Medicina para ejercer en África. No había concluido la carrera cuando de la mano del fallecido Luis Legaspi, delegado diocesano de Misiones durante casi cincuenta años; del que fuera párroco de El Coto, Fernando Fueyo, y del también misionero Ángel Eladio González Quintana, Yayo, llegó a Burundi. Era 1984 y «aquel país le atrapó como ocurre con todos los que llegan allí», dice Fueyo, que recibió esta mañana la llamada de la esposa de Fernández Tonda, la psicóloga Ángela Huergo, para comunicarle la triste noticia. «Yo los casé y también a su hija».

«Sé que murió muy tranquilo, bien acompañado por sus hijos y muy consciente hasta el final», pero no pudo superar la enfermedad, que le había llevado a someterse a sesiones de quimioterapia.

«Siempre estuvo muy unido a los curas y a las monjas y se sentía muy satisfecho de ello», recuerda Fueyo, que lo define como «un auténtico misionero» que encontró en Burundi otro hogar.