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M. M. C.
GIJÓN.
Lunes, 10 de mayo 2021, 00:19
La noche del 1 de agosto de 2019 apareció en un contenedor de basura en Nuevo Roces el cadáver de un bebé recién nacido. Los investigadores concluyeron que había sido su propia madre, Silvia A. M., de 30 años, quien le asestó ... hasta 53 puñaladas para acabar con su vida nada más nacer. Nadie sabía de su embarazo, ni su pareja. Hoy comienza, en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias, el juicio contra esta mujer que durante su interrogatorio ante la Policía y la jueza de instrucción, no se inmutó ante las preguntas más duras y en todo momento mostró una frialdad que llamó la atención de todos los participantes en el proceso, en especial su «práctica ausencia de expresión emocional» durante todo el procedimiento. Incluso ya la cárcel, llamaba la atención la frialdad con la que recibió la noticia de que iban a pedir prisión permanente revisable.
Ya desde un primer momento, las pesquisas se centraron en los vecinos de Nuevo Roces y para dar con la autora de este execrable crimen se analizaron más de 250 conexiones telefónicas realizadas durante las horas anteriores a la aparición del cadáver, se coordinó con Emulsa y Cogersa el análisis de toda la basura recogida en ese barrio y se investigó a las 130 mujeres en que en ese momento vivían en Nuevo Roces. Las huellas de una de las bolsas de basura coincidía con las de Silvia A. M.
Poco a poco, EL COMERCIO fue publicando escalofriantes detalles de este caso, como las 53 heridas de arma blanca encontradas en el cuerpo del bebé, según desveló la autopsia, y la conclusión de que el neonato había muerto desangrado al poco de dar a luz su madre. La mujer empleó un cuchillo de cocina con mango de madera y dientes de sierra.
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Pero es que nadie sabía que Silvia estaba embarazada. Era rellenita y siempre llevaba ropa suelta, lo que le ayudó a consumar su engaño. Además, ni ella ni su pareja dijeron que fueran a ser padres. Y es que el hombre, que quedó libre de toda responsabilidad, tampoco lo sabía, hasta el punto de que llegó a dudar de su paternidad.
Prácticamente un año tuvo que esperar el padre para que le entregaran el cadáver del pequeño para poder darle sepultura, aunque no lo pudo incinerar ante la posibilidad de que aún sea necesario tomar muestras del cuerpo. El juicio comienza hoy a las 10 con la selección del jurado. Después, se prevé que declare la acusada.
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