«Lo peor que se puede hacer es normalizar el bullying porque refuerza la postura del agresor»

Claudia dejó huella en su familia, claro, y en su grupo de amigos, que fueron muchos. También durante sus años universitarios. El primer curso lo superó con creces, pero el segundo ya no le fue posible completarlo aquejada de problemas de salud mental.

Hoy, al mediodía, la Facultad de Psicología ha organizado un minuto de silencio con sus alumnos para recordar a Claudia. El encuentro entre profesores y alumnos se producirá en la ovetense plaza Feijoo. «Es lo mínimo que podemos hacer por una estudiante que tenía tan buenas capacidades», reflexiona el decano de la facultad, José Carlos Núñez.

Siendo el acoso escolar un problema de abusos extendido durante décadas en innumerables centros educativos, Núñez cree que «lo peor que se puede hacer o ha hecho es normalizarlo». Considera que «'el siempre lo hubo' que alegan quienes miran a otro lado lo único que hace es reforzar las actitudes de los agresores». El foco de la polémica está ahora mismo en la gestión interna de los centros educativos, pero el máximo docente de la facultad insta a las familias abordar los problemas de conducta en su entorno familiar. «Cada vez se le da antes más autonomía a los jóvenes. Hay que ser conscientes de que durante el último ciclo de Primaria y los dos ciclos de Secundaria atraviesan una etapa de enorme complicidad», explica.

Por su parte, David Álvarez, profesor titulado de la facultad que hace 20 años presentó una tesis relacionada con la mediación de conflictos en centros escolares, advierte -como ya hiciera el Principado en la última actualización del protocolo contra el acoso escolar- que el «ciberacoso ha redimensionado el problema». Es por ello que cree que «el acoso muchas veces se escapa del conocimiento del profesor; se escapa de su ámbito de actuación».

Cree Álvarez que en los últimos años se ha avanzado en lo relativo a la detección, mediación y sensibilización, «pero aún no se ha dado con la clave para reducirlo a valores mínimos». Y defiende que para lograrlo «quizás haya que crear una red de psicología infantil más amplia».