70 años del accidente minero más trágico de Gijón
Mina La Camocha ·
El 25 de enero de 1953 cinco trabajadores de Mina La Camocha perdieron la vida por una explosión de grisú. El más joven tenía 18 añosSecciones
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Mina La Camocha ·
El 25 de enero de 1953 cinco trabajadores de Mina La Camocha perdieron la vida por una explosión de grisú. El más joven tenía 18 añosLa actividad extractiva en La Camocha, la explotación minera fundada por los hermanos Felgueroso en octubre de 1935, cesó en 2007 y un año después se daba por cerrado definitivamente el pozo que durante más de siete décadas fue sustento de miles de familias y también, para un buen puñado de trabajadores, infortunada tumba. 79 mineros dejaron su vida en las galerías de La Camocha mientras la explotación estuvo en activo. El último, en 2003. De uno de los accidentes más trágicos de los acontecidos en el pozo de Vega se cumplen hoy setenta años. Ocurrió un domingo, de madrugada,y se cobró la vida de cinco mineros. El más joven, de apenas 18 años. También en enero, pero de hace 43 años, otros cuatro mineros fallecieron al verse sorprendidos por un derrabe. Trabajaban por aquel entonces en la mina gijonesa casi mil quinientos hombres.
Itiquiano González Carrio, 18 años, soltero, rampero de primera, «trabajaba de una manera incansable y era muy simpático»; Avelino Márquez Fernández, picador de segunda, soltero, 24 años; José Arboleya, picador de primera, casado, 24 años; Ramón Díaz Llaneza, posteador, casado, 26 años, y Gerardo Vallina Caso, picador de primera, casado, 30 años. «Cinco compañeros de lo mejor, trabajadores, buenos y llenos de vida» perecieron «en el tajo víctimas de una explosión de grisú que le sorprendió alrededor de las cuatro de la madrugada», contaba EL COMERCIO de aquel enero de 1953. La explosión, en la cuarta planta del pozo número tres, a más de 300 metros de profundidad, causó también heridas a otros ocho trabajadores, algunos de ellos muy graves, que fueron ingresados en el Sanatorio de Cruz Roja.
«El primer hombre que penetró en el pozo fue Fermín Braña, vigilante. Tras él lo hicieron otros compañeros ingenieros y capataces que rápidamente prestaron los necesarios auxilios. Todos rivalizaron en cuanto a conducta heroica. Nadie dudó un solo momento. Y derrochando valor y serenidad, en medio del mayor silencio para que la población minera no se hayase repentinamente ante la mortal noticia, se extrajeron los cuerpos del pozo», relataba la información publicada por este diario.
La magnitud de la tragedia congregó en Gijón a las autoridades de la época y a mineros de muchos pueblos de Asturias que llegaron «en trenes y autobuses para asistir al sepelio de sus camaradas caídos en acto de servicio» mientras «el pueblo de Vega, consternado, cerró las puertas de sus comercios» y se vio «invadido durante todo el día por millares de personas procedentes de todos los puntos de la provincia».
Corría enero de 1980, hace 43 años, cuando la tragedia volvía a sacudir al pozo gijonés, el último que estuvo en activo en el concejo. Un derrabe en la sexta planta dejó atrapados a cuatro mineros. Las tareas para conseguir rescatar los cuerpos de Victoriano Blanco Narciani, de 24 años, minero de primera; Andrés Rodríguez Vigil, barrenista de 20 años; Leandro López López, al que apodaban 'Mil pesetes', posteador de 30 años, y Félix ángel Prieto Marcos, 24 años, ayudante de barrenista, implicaron varias jornadas de trabajo. Los cuerpos se encontraban atrapados en una zona que distaba de 450 a 500 metros de profundidad de la boca de la mina.
Ocurrido en la época en la que era alcalde de Gijón José Manuel Palacio, quien se desplazó hasta la explotación para estar al tanto de los trabajos de rescate de los cuatro fallecidos, «este es el accidente más trágico de los ocurridos en Gijón desde 1953» recordaba la información publicada por EL COMERCIO haciendo referencia al siniestro de enero de 1953.
Apenas tres años después, en septiembre de 1983, también como consecuencia de un derrabe en ese mismo pozo y esa misma galería , fallecían en La Camocha otros tres mineros, un vigilante y dos picadores: Ángel Hernández Caballero, Sergio Fernández Fernández y José Suárez Prado. La desgracia les pilló pasadas las ocho y media de la tarde, prácticamente cuando daban por concluida la jornada de trabajo y daban paso al siguiente relevo. Este año se cumplirán cuarenta años del suceso.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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