Decenas de personas se reivindicaron este mediodía en la plaza Mayor de Gijón. ARNALDO GARCÍA

Ana González: «Un avance no significa igualdad»

La alcaldesa de Gijón se concentra, junto a decenas de mujeres y hombres, en la plaza Mayor de Gijón por el Día Internacional de las Mujeres | El sindicato estudiantil y Libres y Combativas también recorrieron las calles al grito de «basta de agresiones sin respuesta»

Eugenia García y LAURA FIDALGO

Gijón

Martes, 8 de marzo 2022, 15:02

Había menos gente de la habitual, pero quienes esta mañana se acercaron a la plaza Mayor a reivindicar como cada 8 de marzo la igualdad real entre mujeres y hombres lo hacían con la convicción de que «la sociedad ha mejorado pero queda aún mucho por conseguir». Son palabras de Deva Argüelles, de 16 años, pero podrían serlo de la alcaldesa de Gijón, Ana González, quien remarcó ante los medios que «un avance no significa igualdad». «Estar mejor que las generaciones de mi madre o de mi abuela no significa que las generaciones actuales de mujeres y hombres vivan en un sistema de igualdad».

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Por eso, insistió González, «hay que seguir celebrando y reivindicando el 8-M». El cuidado, que centra el eslogan elegido este año por el Consejo de Mujeres, «sigue siendo un eje diferenciador entre mujeres y hombres». Ellas tienen «la responsabilidad del cuidado de su entorno», algo que las deja a menudo «fuera lo público» mientras que a los varones «siempre se los ha definido como independientes, pero para hacer eso dependen de que alguien se encargue de su cuidado».

Desde la Vocalia de la Mujer de la Federación de Asociaiciones Vecinales (FAV) de la zona urbana, Charo Blanco recuerda que «aunque es un día que mucha gente quiere festejar también debe ser muy reivindicativo, porque aunque sobre el papel tengamos ganado, la realidad no es tal». Y apunta: «Nos preocupan mucho los cuidados, la brecha salarial, la tasa rosa y sobre todo que no haya una coeducación real y transversal en todas las etapas educativas, que nuestros niños se formen en la idea equivocada del patriarcado».

Cree la joven Deva Argüelles que «hay que reconocer a la generación de mi madre que empezaron a notar un cambio y aún así han seguido luchando con ello y consiguiendo grandes cosas». Y su madre, Montse, opina que de la generación de su hija «hay que admirar esa libertad de movimientos y su naturalidad y frescura la hora de vivir las relaciones. Es muy bonito».

«Vacíamos las aulas y llenamos las calles en contra de la violencia machista y homófoba»

Las manifestaciones asturianas con motivo del 8M comenzaron esta mañana de la mano del Sindicato de Estudiantes y de Libres y Combativas. Al grito de «Vox escucha, estamos en la lucha», un puñado de estudiantes dejaron claro que «no vamos a dejar títere con cabeza», pues, según indicó Anahí López, estudiante del Instituto Roces y portavoz de ambos sindicatos, «estamos cansados de tanto machismo y tanta homofobia», reclamando así, que todo ello es odio «por parte de la más pura extrema derecha». A su vez, hicieron hincapié en la «pésima» labor del gobierno actual, que, siendo el Partido Socialista y Unidas Podemos considerados «los partidos más feministas de la historia», las condiciones de las mujeres continúan siendo las mismas. De hecho, denuncia que las actuaciones machistas no solo no han disminuido, sino que «han incrementado patentemente», ya que, en lo que llevamos de año, se han registrado un total de 14 mujeres asesinadas, las enfermedades de transmisión sexual se han multiplicado y las violaciones han aumentado un 30%. Con estos datos sobre la mesa, López subraya que «sobran los motivos para estar aquí manifestándonos de nuevo».

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Asimismo, la lucha de hoy no solo era en contra del machismo, sino que, los estudiantes también «vacíamos las aulas y llenamos las calles» en contra de la LGTBifobia que «lleva por seña el fascismo». El asesinato del joven Samuel, la «brutal» paliza del ovetense Kevin y los ataques homófobos producidos en diferentes zonas de la región asturiana, son algunos de los ejemplos que López quiso dejar patente para recordar que las instituciones «no hacen nada para detener estas barbaridades». Cada vez más vecinos de la zona se unían a la huelga y alzaban la voz para reclamar que «basta de agresiones sin respuesta».

Luisa Moliner era una de las pocas personas mayores que levantaba orgullosa los colores morados del feminismo. «Vengo a acompañar a mi nieto Enrique, al igual que él venía conmigo cuando yo quería reivindicarme», explicó la gijonesa, que añadió que «toda mi familia está criada en el feminismo». Además, algunas estudiantes aprovecharon la concentración para dejar algún «recadito» para sus profesores. Sin querer decir sus nombres, «porque con lo machista que es no apruebo ni en septiembre», llenaron pancartas para recordarles a sus maestros que «no me llamo guapa».

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Graciela Fernández, portavoz del sindicato obrero que se unió a la huelga de los estudiantes, fue una de las protagonistas de la jornada. Sin soltar el altavoz y con el puño levantado, alzó la voz para subrayar que «no hay excusa para el que abusa». Con el apoyo de su madre Carmen Borrego, Graciela recordó a su hermana Paz Fernández, que fue asesinada hace cinco años en manos de su supuesta pareja: «Hoy estamos aquí por ella y por todas las demás». Ambas manifestaron que «gracias a este tipo de movilizaciones, el asesino de Paz tiene una justicia ejemplar», pues, a pesar de que hubo indicios de rebajarle la condena, finalmente el Supremo confirmó 24 años de prisión. De este modo, emocionadas y brindándose apoyo la una a la otra, señalaron que «la gente que estáis aquí sois la clave para abrir un futuro digno».

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