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Hoy hace veinticinco años que comenzaba un idilio que ya dura más que muchos matrimonios. Yque, además, lo ha hecho manteniendo –ahí es nada– el mismo ardor del primer día:el que Gijón mantiene con su 'Boss'. Porque hoy se cumple nada más y nada menos que un cuarto de siglo desde aquella noche, al filo de las 21 horas,en la que Bruce Springsteen ofreció su primer concierto en El Molinón, un hito en la historia de los grandes recitales en Asturias que duró tres horas y media y al que asistieron 36.000 locos por el 'Jefe' llegados desde todas las latitudes del país.
EL COMERCIO tituló en primera página:«Springsteen arrasó en El Molinón». Detallando, a continuación, que el espectáculo del de New Jersey desató «el delirio general» entre el público asturiano, «una entrega total que fue correspondida desde el escenario por el rockero estadounidense». Una rendición incondicional por ambas partes que luego se reeditaría en dos ocasiones más:2003 y 2013.
Aquel viernes glorioso en el que Bruce puso el pie en el aeropuerto de Santiago del Monte –donde fue recibido en olor de multitudes por la prensa y por el entonces alcalde de la ciudad, Vicente Álvarez Areces– había comenzado a gestarse seis meses antes, cuando el equipo de gobierno municipal barajaba varias posibilidades, entre las que se incluía U2. Aunque, finalmente, todo se decantó «por una cuestión de perres», como ha recordado Daniel Gutiérrez Granda, uno de los autores intelectuales de aquel macroespectáculo que costó cien millones de pesetas (la entrada se vendió por 3.900)que luego se doblaron en taquilla. «Por cierto, U2 fue a Oviedo y dio un concierto muy guapo en el antiguo Carlos Tartiere, pero que resultó un tremendo fiasco económico, así que parece que acertamos».
Aquella parada del 'Tour Backing Band' también tuvo «mucho de especial y extraordinario». Como que, por ejemplo, Springsteen «tocó más baladas de las habituales». Y es que, «al no venir acompañado de su banda de siempre, la E Street Band, optó por un repertorio que no le exigía tanto apoyo de sus músicos y el resultado fue más personal, más él», hace memoria Gutiérrez Granda, quien también recuerda otra peculiaridad del recital:«Al día siguiente, el Sporting jugaba con el Zaragoza. Además, era un partido televisado y algunos periodistas deportivos se levantaron en armas. Según ellos, era imposible que el campo quedase en condiciones de jugar tras el concierto».
Tampoco resultó un camino de rosas el montaje en El Molinón:«Fue difícil. Era un escenario muy pesado y con un diseño más antiguo de lo que ya se hacía en aquella época, aunque el resultado fue espectacular. Y, por si las dificultades técnicas fuesen pocas, hicieron su aparición estelar dos lindos perritos de la Policía, especialistas en detectar explosivos y que debutaban en Asturias justo para la ocasión. Todo ello, en medio de la actividad febril, entre cajas inmensas con el material de la producción, cientos de personas trabajando y el propio Springsteen que se había acercado a saludar a los currantes. A unos cuantos, incluido algún mando policial, no nos hizo demasiada gracia la idea ante la posibilidad de que los simpáticos chuchos encontrasen algo que no eran explosivos y nos complicasen la vida enormemente».
Afortunadamente, la sangre no llegó al Piles, miles de gargantas entonaron los temazos que han convertido al 'Boss' en un mito en todo el planeta, del 'Born in the USA' a 'The river' pasando por 'Darkness on the edge of town', 'Better days' o 'Hungry heart'. El césped no sufrió daños, el Sporting ganó, claro, y, 25 años después, hay quien sigue sin creérselo.
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