OLAYA SUÁREZ
Domingo, 21 de mayo 2017, 02:02
Representaba el lado más humano de la Policía Local. Un hombro en el que las víctimas de accidentes de tráfico se apoyaban cuando el destino les ponía a prueba. «Los policías locales no solo multamos como muchos creen, nuestro principal objetivo es ayudar al ciudadano». La afabilidad de la agente Charo Castelao le acompañaron hasta que la fatalidad se cruzó ayer en su camino cuando disfrutaba de una de sus mayores pasiones: la montaña.
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Tenía 57 años y deja una profunda huella entre sus compañeros, desolados por la repentina muerte de una mujer «profesional, cariñosa y que ayudaba a todo el que tenía oportunidad». Llevaba desde su creación hace unos tres años destinada en el Servicio de Atención a Víctimas de Accidentes de Tráfico (SAVAT) de la Policía Local y se ocupaba, además, de otros trámites administrativos de la Jefatura.
«Para nosotros una persona que sufre un accidente no es un número más, nos interesamos por cada uno de ellos de forma personal para ayudarle en todo lo que tengamos en nuestra mano», decía ella misma en una entrevista para EL COMERCIO. Y no eran palabras vacías porque con más de una víctima llegó a entablar una buena amistad, al igual que sus otros compañeros de servicio.
Ayer, como cada vez que tenía oportunidad los fines de semana, salió de excursión con un grupo de amigos. El destino era la montaña leonesa, el pico La Collada, en el valle de Riaño. Una llamada a los servicios de emergencia alertaba pasadas las tres de la tarde que se había precipitado de una altura de varios metros en una zona pedregosa y se encontraba inconsciente. Estaban a unos 1.700 metros de altura, en una zona inaccesible para los vehículos por tierra. Sus acompañantes no podían acceder hasta el lugar en donde se encontraba.
Se comunicó entonces la incidencia al centro Coordinador de emergencias de la Agencia de Protección Civil, desde donde se movilizó la Guardia Civil, Emergencias Sanitarias del Servicio de Sanidad de Castilla y León, Sacyl, que envió un helicóptero medicalizado y una ambulancia de soporte vital básico. Una vez que el helicóptero llegó al lugar, los rescatadores descendieron, mediante maniobra de grúa, a la zona más cercana posible a la accidentada y allí dispusieron una instalación fija para descender y acceder al lugar en el que encontraba Charo.
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Complejo traslado
El personal de rescate confirmó en el lugar el fallecimiento y, tras efectuar las diligencias correspondientes, el cadáver fue trasladado por el helicóptero de Protección Civil hasta un punto accesible para vehículos en la localidad de Riaño.
«Tuvo que ser un fatal accidente porque era muy prudente y siempre se preparaba muy bien las rutas que hacía, tenía mucha experiencia y además era una mujer muy racional. Pero las fatalidades en la montaña existen», lamentaban ayer sus compañeros, aún sin asimilar que mañana lunes no se encontrarán con la sonrisa eterna de una policía «muy comprometida y con mucha sensibilidad para tratar a la gente».
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A última hora de ayer estaba previsto que los restos mortales fueran trasladados desde León hasta un tanatorio de Gijón para que su hija, su madre, el resto de familiares, sus compañeros y los muchos amigos que deja puedan darle su última despedida y rendirle un merecido homenaje. En la jefatura de la Policía Local intentaban reponerse para continuar con su trabajo habitual, ese al que Charo se enfrentaba incluso en los peores momentos con el mejor talante posible.
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