M. F. ANTUÑA
Domingo, 30 de abril 2017, 00:43
Entre 1910 y 1915, Gerardo Bustillo (Sagua La Grande, Cuba, 1870-Gijón, 1919) salía habitualmente con su aparatosa cámara fotográfica para recorrer Somió, la parroquia gijonesa en la que vivía, y retratar sus quintas. Empleaba diapositivas en placa de vidrio de 8x8, auténticas joyas que actualmente se encuentran en depósito en el Museo del Pueblo de Asturias, que estos días dedica una exposición a la obra de este marino y fotógrafo aficionado, máximo representante del pictorialismo en Asturias y gran impulsor de la fotografía en la región.
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En esa muestra - 'Gerardo Bustillo. Por la fotografía, por el arte (1895-1919)', que podrá visitarse hasta febrero- no están las 800 imágenes que con la colaboración de todos los nietos del fotógrafo se han logrado reunir; se pueden ver más de doscientas. Todas de un gran valor artístico, pero también documental. Un ejemplo es su extenso trabajo dedicado a las quintas de Somió, que ofrece imágenes nunca vistas hasta la fecha. El catedrático Ramón Alvargonzález lo sabe todo sobre Somió. Ha estudiado a fondo la parroquia y sus construcciones y es autor del libro 'Somió. La ciudad jardín de Gijón'. Pues incluso para él las instantáneas de Bustillo han sido todo un descubrimiento: «Son un documento importante porque recogen imágenes de edificios, de quintas de recreo históricas hoy desaparecidas». Como algunas de las que ilustran estas páginas, que o bien ya no existen o su aspecto ha cambiado considerablemente por obras realizadas posteriormente. Son, pues, las diapositivas de Bustillo, testimonio de un pasado perdido y también incluso de un presente aún amenazado. «Yo calculo que fácilmente la mitad de las quintas que había entonces han desaparecido», apunta Alvargonzález, quien subraya que la piqueta «no perdona» y en el caso de las fincas de recreo las herencias tuvieron mucho que ver. «Formaban parte de fincas muy extensas que con el paso del tiempo fueron parceladas y la edificación original fue demolida».
Entre las que se echaron abajo, la quinta La Cubana, que era la familiar del propio Bustillo, de la que, sin embargo, se conserva «la totalidad del perímetro original de la finca y el jardín». Villa Eloísa, Villa Marcelina y la quinta de don César Guisasola son algunos de los ejemplos de casas desaparecidas de Somió. Otras, en cambio, sobreviven tal cual eran, como la finca Bauer, aunque son las menos. La mayoría ha cambiado. Un ejemplo: la quinta del Obispo (en la página de la izquierda, abajo), que hoy es el convento de las Agustinas. Se trata de un edificio de Bellido, como lo son también los dos chalés gemelos que desde principios de siglo se dejan ver en La Guía. Pero Bustillo captó con su cámara solamente al primero de ellos en construirse. Junto a él, la desaparecida capilla de La Guía. Es esta fotografía (arriba, en la página de la izquierda) una de las más llamativas de la colección gráfica.
Fue en la época del desarrollismo de los sesenta cuando se perdieron buena parte de estas construcciones, aunque aún hoy siguen desapareciendo edificios de gran valor. Hace bien poco, en la carretera del Piles al Infanzón, se demolió una vivienda racionalista. Y aún hoy hay quintas en Somió en estado de ruina, como es el caso de la de los hermanos Felgueroso.
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