PPLL
Jueves, 6 de abril 2017, 12:58
Un comentario del secretario del Conseyu de la Mocedá d'Asturies, Artemi Suárez Herrera sobre los jóvenes que realizan botellón en el paseo de Begoña de Gijón ha encendido Facebook en las últimas horas y ha llevado a la organización Juventudes Socialistas de Asturias a reclamar su dimisión.
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La cita en cuestión publicada en Facebook y con la que Suárez Herrera valoraba la creciente tendencia de los jóvenes a beber en esta zona de la ciudad, decía lo siguiente: «A lo mejor habría que abrirle la cabeza a unos cuantos de ellos y mandarlos directamente a la UCI de Cabueñes o al cementerio. Solo faltaría que ahora hicieran falta los GEO para cuidar el orden de Gijón los fines de semana...». A raíz de su publicación, las Juventudes Socialistas de Asturias han emitido un comunicado en el que piden la dimisión de Artemi Suárez Herrera calificando este comentario de «violento». En concreto dicen que e es «del todo inaceptable, sobremanera para alguien que forma parte de la permanente que dirige el Conseyu de la Mocedá, que es el máximo órgano de representación de la juventud asturiana».
en contexto
De esta forma, se añade un nuevo capítulo a la polémica abierta por desde que en los dos últimos años, la tranquilidad del paseo de Begoña se haya visto alterada por la presencia cada vez más habitual de pandillas de adolescentes. Jóvenes que se reúnen para hacer botellón en el pasadizo y en la plaza Nicanor Piñole, para «beber alcohol y fumar porros», tal y como denuncian algunos vecinos de la zona. También es frecuente su presencia en el kiosco de música. Begoña Reina es propietaria de La Fragata, la cafetería situada junto al pasadizo. «El problema es, sobre todo, los fines de semana, que es cuando esto se llena de grupos de chavales que se gritan, se pegan y se insultan», explicó ayer.
Son adolescentes «de entre catorce y dieciséis años» que rompen la tranquilidad del entorno. Incluso ejecutan actos vandálicos. «He llegado mañanas a abrir y encontrado las mesas de la terraza dadas la vuelta, las plantas arrancadas y golpeadas contra los cristales y hasta escupitajos», relató la afectada. Hasta restos de marihuana «y una vez de cocaína» hallaron los dueños del negocio en el mobiliario exterior. El año pasado, uno de estos jóvenes le robó el monopatín a su hijo. «Le empujaron y se lo quitaron a la fuerza, a un niño de diez años», apuntó. Situación que confirma un vecino del portal ubicado en el propio pasadizo, que también señala la cancha deportiva como punto conflictivo. «Les he visto dar pelotazos a las tres de la madrugada cuando hay un cartel que pone que solo puede usarse hasta la diez», señaló. Otros residentes en el mismo edificio confirman la presencia de adolescentes, pero, sin embargo, niegan que causen problemas graves.
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