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PALOMA LAMADRID
Sábado, 11 de febrero 2017, 01:44
Sin luz y sin agua. Así lleva viviendo David Martín, de 43 años, los últimos cuatro meses. Se alimenta de las hortalizas que cultiva y las materias primas que obtiene gracias al escaso ganado que posee. Una precaria situación que ayer se recrudeció por la acción del fuego. Las llamas calcinaron la casa en la que nació y en la que lleva viviendo toda la vida, en la parroquia de Deva. «Dejé la cocina de leña encendida para poder comer caliente al llegar», indicó después del incidente. Al parecer, el origen del incendio estaba en el único medio con el que contaba David para calentarse y cocinar los alimentos que él mismo obtiene de la tierra. Cuando comenzó a arder la pequeña vivienda, situada en el camino de la Trapa, David estaba atendiendo al ganado. De hecho, fueron los vecinos quienes alertaron a los bomberos del suceso a media mañana. «Pensaba que el humo salía de la cocina de leña», indicó. Pero, al acercarse, comprobó que la magnitud del incendio era mucho mayor de lo que pensaba.
No quedó nada. Hasta ropa le tuvieron que prestar los residentes en las casas colindantes. Que son mucho más que vecinos. En estos difíciles momentos, son el único apoyo de David. De hecho, llevan meses implicados en su subsistencia. «Nos ayuda a hacer zanjas, a segar el jardín... Ahora que estaba saliendo del pozo, la cocina le quemó todo lo que tenía», lamentó Duli Álvarez. Precisamente, en su casa comió ayer David, que durmió en la vivienda de otro vecino. Los residentes en esta parte de la parroquia han hecho piña para que al afectado pueda cubrir sus necesidades básicas. Buena prueba de ello es que se reunieron junto a los restos de la casa del afectado para demostrarle su apoyo.
Pobreza energética
La buena voluntad y la solidaridad de estos ciudadanos son innegables. Pero el damnificado requiere de la ayuda de la Administración para tener un techo bajo el cual vivir y poder seguir sacando adelante su negocio agrícola y ganadero. «Me cortaron la luz hace cuatro meses sin avisarme. Tampoco tengo agua, la saco de un manantial que hay en la finca», relató. El banco devolvió el recibo de la compañía eléctrica, que le cortó el suministro. En esta situación de pobreza energética, David echó mano de unos generadores para tener algo de iluminación. «Justo ahora había reunido el dinero para pagar y volver a tener luz», aseguró. Con este panorama, solicita ayuda al Ayuntamiento para salir adelante. A duras penas abona la cuota mensual de autónomos y el incendio que le ha dejado en la calle complica enormemente su situación.
Ahora no tiene claro qué va a pasar con la casa. El conde de Revillagigedo, Álvaro Armada, es el propietario de la vivienda. Años atrás, se la cedió al abuelo de David, quien trabajaba como jardinero para la noble familia. Los papeles que certificaban este acuerdo se quemaron en el incendio. Los vecinos acompañaron al afectado a la vivienda del conde para tratar el asunto, pero no estaba allí. La única familia cercana que le queda a David es su madre, que vive en León.
Ovejas, cabras y gallinas
Durante quince años, trabajó en el sector de la construcción. Pero llegó la crisis y, con ella, el desempleo. «Se acabó el paro y me quedé sin nada», explicó. Para subsistir, decidió dedicarse a la agroganadería. «Había ayudas de 18.000 euros para los ganaderos, pero no me dieron ni las gracias. Todo el mundo me dio con la puerta en las narices», dijo. Excepto sus vecinos, que van a echar el resto para ayudarle a labrarse un nuevo futuro. Al menos, señaló, las vacas, ovejas, cabras y gallinas no sufrieron daño alguno.
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