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Carlos Gómez, Luis Emilio Quince, Javier Fano, Gabriel Narbón, Antonio Teruelo y Ana de la Encarnación, ayer, en la sala de reuniones del Tanatorio de Cabueñes.
El Hospital de Jove abrirá en enero  el segundo banco de ADN de España

El Hospital de Jove abrirá en enero el segundo banco de ADN de España

Con una capacidad inicial para 30.000 dosis, surge del acuerdo de Funeraria Gijonesa con BioBook para conservar material genético de fallecidos

CHELO TUYA

Miércoles, 21 de diciembre 2016, 06:52

La Fundación Hospital de Jove albergará el primer banco privado de ADN de la Cornisa Cantábrica. De hecho, el de Gijón será el segundo de todo el país especializado en material genético extraído de personas fallecidas y para uso privativo de sus herederos. El primero funciona desde hace un año también en un hospital fundación, el de Alcorcón. Ambos dispositivos están gestionados por BioBook, especialista en conservación de material genético integrada en el grupo Narbón.

El biobanco comenzará a funcionar en enero -«está previsto que el día 15 llegue el primer arcón»-, con una capacidad inicial para 30.000 dosis. Sin embargo, el Tanatorio de Cabueñes está preparado para realizar extracciones ya mismo. Porque la iniciativa llega tras el acuerdo firmado por el gigante funerario con BioBook. «Nuestro objetivo es innovar y ofrecer la mayor calidad y las nuevas tecnologías a nuestros clientes. Si fuimos los primeros en establecer los pésames 'on line', ahora queremos ser los primeros en facilitar un producto con grandes posibilidades de futuro».

Así lo aseguró a EL COMERCIO el gerente de Funeraria Gijonesa, Javier Fano. Lo hizo tras concluir una reunión de trabajo con el presidente del Grupo Narbón, Gabriel Narbón, y con el consejero delegado de BioBook. Una cita en la que también estuvieron presentes el administrador de la empresa funeraria, Luis Emilio Quince; el director de operaciones del Grupo Narbón, Carlos Gómez, y la bióloga de BioBook, Ana de la Encarnación.

Fue ella la que se encargó de explicar el proceso que conlleva la apertura de 'cuenta' en el biobanco que ultima el Hospital de Jove. «Solo se necesita una extracción de sangre del fallecido. Con lo extraído se impregna una tarjeta reactiva que se envía al laboratorio en Madrid». Allí los técnicos cortan «un pequeño trocito de esa tarjeta», de la que se extrae el ADN licuado. «Lo congelamos a 80 grados bajo cero». Tres dosis y la propia tarjeta, «de la que se pueden extraer nuevas muestras en el futuro», regresan tras un mes al Hospital de Jove, donde quedan a disposición de las familias. «El contrato es por diez años, aunque el material genético se puede conservar de forma indefinida. El coste inicial, que cubre la extracción, el tratamiento y la conservación durante diez años, oscila entre 350 y 400 euros», afirmó Antonio Teruel. Un coste que también puede ser incluido en los servicios que prestan las aseguradoras de vida.

Tratar y prevenir dolencias

El libro de vida congelado se hace, asegura Teruel, «cada vez más imprescindible debido al incremento de incineraciones». Siempre es posible acceder a material genético de un familiar inhumado, «pero la tendencia de la incineración se está convirtiendo en mayoritaria. Y una vez realizado ese proceso no pueden recuperar el ADN del familiar».

La recuperación es clave «para tratar y prevenir enfermedades de origen genético», explicó el consejero delegado de BioBook. «Los estudios médicos apuntan a que de aquí a ocho años se podrá disponer de fármacos personalizados tras el tratamiento del material genético», dijo Gabriel Narbón.

«Uno puede enfermar de cáncer por motivos externos , pero también por cuestiones internas. Conocer la causa, saber el motivo por el que muta determinado gen es clave para poder enfrentarse a la enfermedad». No obstante, Teruel quiso dejar claro que «la custodia de material genético se asocia mucho a la conservación de células madre o cordones umbilicales. No tiene nada que ver. Este es un proceso completamente distinto».

Uno que puede dar pie a la creación de 'panteones' de ADN. «Nuestro objetivo es crear unidades familiares. No solo disponer del material genético del primer donante, sino que el resto de sus descendientes también incorporen sus muestras, incluso vivos, para disponer de una unidad familiar», apuntó Teruel. «Existen enfermedades hereditarias que se saltan una generación. Disponer del análisis de todas es clave para ofrecer la solución necesaria», insistió. La aportación de material genético de vivos no se hace mediante la sangre, «sino con saliva».

La ubicación del biobanco Jove no significa que el producto esté dirigido exclusivamente a Gijón. «Nosotros abrimos el primer banco en Alcorcón con la idea de dar respuesta a todas las necesidades del país. Con este acuerdo con Funeraria Gijonesa, Jove será el referente en todo el norte del país», precisó. El biobanco abre en enero.

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