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MARCO MENÉNDEZ
Sábado, 5 de noviembre 2016, 01:30
El Acuario de Gijón está de celebración; cumple diez años, en los que ha recibido más de 1.600.000 visitantes. Solo en los últimos doce meses fueron unas 140.000 personas las que pasaron por sus instalaciones, un 15% más que en el año anterior. En este tiempo se ha convertido en uno de los equipamientos más atractivos de la ciudad y para celebrar este aniversario, 58 alumnos de Primaria del colegio Honesto Batalón pudieron disfrutar de una visita guiada y teatralizada por las instalaciones. Además, no se lo quisieron perder la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, los concejales Montserrat López, el socialista César González y los populares Mariano Marín y Sofía Cosmen, así como la directora de Sostenibilidad y Cambio Climático, Clara González.
Moriyón calificó al Acuario de «un equipamiento imprescindible. En la ciudad faltaría algo si no estuviera». Pero también quiso resaltar el trabajo de todos los profesionales de la instalación que trabajan «no solo en la divulgación, sino también en la conservación y la investigación. Es pequeño, pero muy singular en España».
De su futuro habló Clara González. La empresa que lo gestiona tiene contrato hasta julio de 2018 y ya se trabaja en el nuevo, que «será diferente pero con la idea de que el Acuario sea un símbolo emblemático y siga con sus fines de conservación, investigación y sensibilización, en general, tanto en cuestiones ambientales como de protección del medio marino».
Ayer quienes se lo pasaron de lo lindo fueron los 58 alumnos del colegio Honesto Batalón que, acompañados por las guías del Acuario, dos sirenas y un buzo, pudieron conocer muchas de las 300 especies de animales presentes en las distintas peceras, con unos 4.000 ejemplares. Los pequeños tuvieron una misión durante toda la visita: encontrar a 'Pezquito', un pequeño pez que se había perdido del acuario en el que se encontraba junto a su familia.
Con las explicaciones de las guías y los cuentos que les narraban los actores, los alumnos -todos ataviados con gorros de marinero con la marca de Gijón en el frente- fueron divididos en dos grupos para que la visita fuera 'más manejable'. Y así se sentaban delante de los diferentes tanques. Vieron por ejemplo uno en el que estaban las medusas girando en círculo gracias a una corriente de agua artificial. «Es para que naden mejor, porque si no hubiera esa corriente, tendrían que ir como a saltitos. ¿Si vosotros fuerais al cole a saltitos no os cansaríais más?», preguntó la guía. La respuesta de un pequeño no se hizo esperar: «Yo no. Vivo muy cerca», sentenció.
Y los niños pudieron ver a 'Nemo' y 'Dory', y conocían perfectamente el plancton, gracias a los dibujos de 'Bob Esponja'. Vamos, que guías y actores supieron llevar a los alumnos por muy buen camino durante la visita.
Pero si algo esperaban pequeños y mayores era el momento en el que los buzos darían de comer a tortugas y peces, en especial los tiburones. Alguna discusión hubo sobre si los escualos comían humanos o no, pero parece que, al final, las guías les consiguieron convencer de que estamos a salvo en el agua.
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