Parte de la junta directiva de la Asociación Gijonesa de Caridad, ante la nueva residencia de Somió. Por la izquierda, Juan García Adaro, patrono;Pedro González Cifuentes, expresidente; Luis Torres, presidente; Ramón Sánchez Ambás, tesorero; Antonio Martínez, patrono; Guillermo Quirós, secretario;Antonio Corripio, director de la residencia La Golondrina, y Carlos Joglar, responsable de mantenimiento.

«En el tema de las ayudas hay mucho Lazarillo de Tormes, no sabes cuándo te engañan»

Presidente de la Asociación Gijonesa de la Caridad

ELENA RODRÍGUEZ

Viernes, 26 de agosto 2016, 01:23

Luis Torres (Salamanca, 1936) lleva vinculado permanentemente a la Asociación Gijonesa de la Caridad desde hace dieciocho años, los últimos siete como presidente de una entidad que lleva 125 años atendiendo en Gijón las necesidades básicas de quienes más lo necesitan. «En todo este tiempo tengo más ilusión por vivir. Porque cuanto más terreno conoces, más quieres seguir haciendo». Por eso, está especialmente ilusionado con la apertura de la residencia para mayores sin recursos que la asociación va a inaugurar el próximo lunes, día 29, al mediodía, en los terrenos de la antigua Pecuaria, en Somió, gracias a la herencia que el gijonés Luis Bango le dejó a la ONG.

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¿Ya está todo listo?

Sí, queda algún detalle por resolver, pero ya tenemos todos los permisos correspondientes.

¿Qué falta?

Estamos analizando qué entendemos como mayores en esta residencia. Lo habitual es que tengan 65 años, pero a nosotros nos gustaría bajar la edad a sesenta, ya que nuestra intención es acoger a un sector más amplio. Pero como es el Principado quien lo regula y entiende que tienen que ser usuarios de 65... Ya hemos hablado personalmente con la consejería y trasladado la documentación pertinente. Confío en que haya una solución y si no, tendremos que hacer lo que la Administración indique.

¿Puede retrasar los plazos?

No, no. Vamos a seguir igual.

No ha sido un proceso fácil.

Desde que conocimos el testamento hasta que pudimos intentar comprar un terreno pasó casi un año. Luego, tardamos tres para hacernos con la titularidad de la parcela, pues estaba pendiente de que el Principado se la transfiriera al Ayuntamiento. Entre anteproyectos y proyectos pasó otro, dos hasta que nos dieron la licencia y otros dos en la construcción.

¿Pensó que no salía adelante?

No soy persona que se rinda. Sabía que antes o después se conseguiría. Tal era el beneficio al que podía dar lugar, que seguimos. Pero éste no ha sido solo un trabajo de Luis Torres, sino de toda la junta directiva.

Empiezan sin usuarios.

El director y la trabajadora social empezarán a recibirlos a partir del día 2. Harán una valoración tanto de su perfil como de sus circunstancias y nos la pasarán a la junta directiva para determinar su ingreso.

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¿De dónde proceden?

Tanto de la Cocina Económica, pues tenemos un nicho de posibles usuarios, como de la Red de Inclusión Activa, el organismo para luchar contra la pobreza que creó la Fundación Municipal de Servicios Sociales y en el que estamos once ONG.

Van más rápido de lo que usted pensaba hace unas semanas.

Sí, conocemos a muchos, pero no queremos precipitarnos. Queremos ver qué problemas tienen, las posibilidades de cada uno y admitir a quienes no puedan pagarlo. Se trata de atender a un sector de población que no puede ir a una residencia por falta de medios.

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En principio, las 62 plazas son para mayores con autonomía.

Así es, aunque en un periodo relativamente no muy largo hay que ir pensando en que su salud se irá resintiendo. Las instalaciones están preparadas para cuando se dé el caso. ¿Concertarán plazas?

No es nuestra idea. Si, tal y como queremos, nuestros usuarios son de menos de 65 años, no podemos concertar. Lo que tenemos previsto es amortizar el gasto de cada usuario. Lo que no puedan pagar lo sufragará la Cocina Económica.

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¿Hay una cantidad estipulada?

No, dependerá de lo que cada uno tenga.

¿Qué ha pasado con el curso de Gerontología solicitado?

La consejería nos lo ha denegado. Podía habernos ofrecido esa formación de forma gratuita, pero la ley establece una baremación, una puntuación, a la que, hoy por hoy, nuestro personal seleccionado no llega. Por eso, correrá de nuestra cuenta y una empresa de formación solicitará la autorización para impartir ese curso. Esto no retrasa nada, porque el resto de las personas contratadas ya tienen la titulación correspondiente.

Viviendas llenas

¿Habrá representantes de la consejería en la inauguración?

Hemos invitado a mucha gente, incluido el presidente del Principado, que no podrá venir. Sí nos ha confirmado su asistencia la directora general de Planificación, Ordenación e Innovación Social, Nerea Eguren.

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Tendrá oportunidad de hablarle de estas inquietudes...

No, yo los dejo en paz (risas). Vienen a disfrutar.

Hace unos días afirmaba que todas las viviendas de las que dispone la asociación están llenas.

Así es. La residencia de media estancia, orientada a las personas que quieren cambiar su vida y están próximas a la exclusión, cuenta con diecinueve inquilinos. Y los cuatro apartamentos pequeñitos para parejas o usuarios que tienen niños también están completos, lo mismo que el piso de acogida, que es una planta con dieciséis habitaciones para personas con adicciones o permisos carcelarios.

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¿Y qué balance hace de ellos?

Son servicios bien acogidos con rendimientos favorables, pero no todos los que quisiéramos. Si hubiera más espacio, podríamos atender a más.

¿Más espacio?

Sí, los apartamentos de alojamiento temporal son pocos.

¿Posibilidades de ampliarlo? -Los muros no se pueden empujar.

Se lo preguntaba por si hay opción de ocupar otras estancias.

La labor que realizamos es suficiente, aunque hay épocas de apretones. A veces en invierno, a veces en verano. Depende de las circunstancias personales de cada uno.

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Comienza el curso y pronto empezarán a negociarse los presupuestos tras sendas prórrogas en el Principado y Gijón.

En cuanto a la subvención del Principado, será en abril cuando tengamos que solicitarla.

¿Pero satisfecho con las ayudas?

Venimos recibiendo las ayudas habituales. No han aumentado, se mantienen estables, pero el nivel de vida sí que ha subido y la cantidad ya no es equiparable.

La alcaldesa también estará el lunes en la inauguración...

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(Sonríe). Es día de fiesta. Ya llegará el día de pedir.

¿Qué opina de la red contra la pobreza?

Funciona muy bien, ofrece muchas posibilidades, pero yo creo que hay un exceso de subvenciones que, consideradas con frialdad, posiblemente habría que quitar.

Perdone, ¿para la pobreza?

Me refiero en general. En este país sigue existiendo el Lazarillo de Tormes, por lo que no sabes cuándo te engañan o cuándo es real lo que te cuentan. Desde mi punto de vista, hay demasiadas subvenciones, pero desconocemos si, efectivamente, resuelven el problema para el que se emplean. Debería haber más sinceridad en las solicitudes con el fin de poder llegar a más gente y que fueran más sustanciosas.

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¿Qué tal la relación con el barrio?

Buena, pese a las colas. Alguna vez hubo algún altercado, pero, dentro de las dificultades que presentan, tienen una actitud casi modélica.

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